martes, 26 de abril de 2016

Reflexión del proceso actual en la Revolución Bolivariana

Miguel Ángel del Pozo, 25/04/2016

En el año 2014 escribimos un texto bajo el título: “¿Hemos aprendido y comprendido a desarrollar el proceso revolucionario?”, donde proponíamos una serie de interrogantes visto la actualidad pretérita por la cual la Revolución Bolivariana se encontraba en su tránsito en permanente perfectibilidad.

Nos estamos considerando que desde aquella fecha hasta la presente, el proceso revolucionario no solo ha transitado “caminos empedrados” sino ha evolucionado acompañado por sus propias y lógicas contradicciones que incitan a cualquier proceso revolucionario cual en su crecimiento los problemas presentes no solo son diferentes sino de mayor impacto y de precisa expresión contra-revolucionaria desarrollados por el mismo proceso dialéctico de la revolución y es por ello, es decir, en el marco de ese escenario objetivo, que era de toda lógica dialéctica que aquel sector político y social que se le opone a la Revolución Bolivariana no solo en su expresión político-ideológica radical como al mismo presencial haya podido alcanzar triunfos electorales que aunque son importantes para “tirios y troyanos” no significan un importante decaimiento en las calidades revolucionarios en su proceso de cambios profundos históricamente inevitables.

Es en ese marco referencial que aquel artículo arriba en referencia entra, de nuevo, a tener ciertos grados de vigencia actuales cuando es de no necesaria demostración que la oposición al proceso revolucionario haya alcanzado el control momentáneo del Poder Legislativo en su mayoría relativa lo cual, evidentemente, nos obliga a desglosar una serie de variables introductorias que buscarán alcanzar una explicación relativa y subjetiva de nuestra actual realidad política.

No somos expertos en asuntos referidos al marco legal que sustentan a las elecciones en Venezuela cualesquiera ellas se expresen pero, desde el simple análisis político, algunas interrogantes saltan a la palestra, En primer lugar la revolución no ha explicado con claridad y transparencia que significa, realmente, ese sub-conjunto que se auto-denomina como “Mesa de la Unidad Democrática”, mejor conocida como MUD. Es evidente que todos identificamos a la MUD como el grupo político que, radicalmente, se opone a dos realidades socio-económicas revolucionarias: la MUD no reconoce vehemente y militantemente al sector social denominado como los invisibilizados al tiempo que también se oponen con mayor énfasis y militancia a las políticas sociales de beneficios horizontales que desarrolla el Gobierno revolucionario, es decir, se oponen a la horizontalidad de la distribución de las riquezas del Estado venezolano como lo demuestran las ejecutorias de los procesos parlamentarios que vienen desarrollándose en lo que es la lógica del trabajo parlamentario. Precisamos que en “ejecutoria”, es decir, “aprobación”, porque las bases ideológicas y políticas sobre las cuales sustentan sus argumentos son de una pobreza académica que exponen la alienación de los representantes del foro parlamentario al sistema capitalista. Es de beneficio precisar que los diputados y diputadas adscritos a los apoyos y solidaridades de la Revolución Bolivariana se oponen argumental y militantemente en contraposición a lo arriba referido.

En segundo lugar y, probablemente, lo más difícil de comprender y mucho menos de aceptar es al tratar de definir política e ideológicamente el real significado de la denominada como la “Mesa de la Unidad Democrática”, la MUD, cual para nos es algo así como “un arroz con mango”, es decir, nadie lo comprende pero se acepta, por ello, en un ejercicio de curiosidad intelectual, nos explicamos.

Como lo informamos más arriba, nos sobre eso del marco legal lógico referido a lo concreto del Poder Electoral no somos expertos con lo cual cualquier corrección en información será bienvenida. Dicho esto, le entramos al trapo y a torear. Para nos la MUD no es un partido político por lo cual los opositores cuando han votado, cuando ejercen su derecho constitucional, realmente, desconocen por cual ideología están depositando su voto mucho menos por cual partido político de su adhesión transitará su decisión personal. Es cierto que la famosa tarjeta de votación demuestra una variopinta gama de partidos políticos de derechas pero, en última instancia, el voto personal y la decisión personal va directo a aquel que es el “caudillo de la MUD” así el votante considere que “debería ser otro” quien dirija las mentalidades opositoras a la Revolución Bolivariana; es decir, seguramente, habrán votantes quienes se adscribe al adeco Henry Ramos Allup y otros al demócrata-cristiano-popular, Julio Borges, mientras los restantes que no son adecos ni solo demócrata-cristiano-populares son, en última instancia, simples invisibizados. Para expresarlo en términos feudales, son la gleba.

Pero profundicemos sobre lo real-realidad de ese sub-conjunto seudo-político conformado por un abanico de otros sub-conjunto políticos con una amplia gama de ideologías contrapuestas y es por ello que precisaremos algunas curiosidades informativas. En primer lugar y aunque ustedes no lo crean, como diría Ripley, el concepto político sobre el cual se ha diseñado lo denominado como la “Mesa de la Unidad Democrática”, es decir, la MUD, proviene de aquella decisión de la Tercera Internacional sobre la obligatoria necesidad de alcanzar un acuerdo con las clases más poderosas junto con el centro-ideológico y la izquierda en países coloniales y semi-coloniales; es decir, el concepto MUD se sustenta en una tesis leninista-estalinista.

¿Qué tal? ¿Será que son comunistas?

Es evidente y de fácil demostración que las ideologías imperantes en la MUD son la democracia-cristiana y la social-democracia con lo cual ese concepto-en-propuesta que significa la MUD ha sido impulsado por la social-democracia-adeca mientras que la democracia-cristiana-popular se adhiere a ese concepto político-no-ideológico-como-conjunto-unitario a la “tesis italiana”.

Pero, curiosamente, ambas propuestas no han cuajado en los tiempos histórico-políticos como conocemos en los fracasos de los “frentes unitarios” y el fracaso de la “tesis italiana” y como lo estamos percibiendo, actualmente, en las confrontaciones ideológicas más que políticas que se están desarrollando en la España borbónica de Rajoy, Aznar, Zapatero, Felipillo, Rivera y Sánchez manteniendo su claridad política el partido Podemos. Acá, en nuestro patio, es decir, en Venezuela, la tesis del “Gran Polo Patriótico” a pesar de los innumerables esfuerzos no ha logrado cuajar por obvias razones y, porque no exponerlo, fuertes diatribas ideológicas y conceptuales en cuanto el concepto implícito en lo significativo de una revolución socialista y nacionalista.

Regresemos a la MUD. Es de conocimiento que “ese arroz con mango” es tan diverso como diversa es su naturaleza político-ideológica; más aún es tan disímil que las confrontaciones ideológicas superan el “pragmatismo a la chilena” con lo cual las confrontaciones y las contradicciones se mantienen sobre la mesa y ello sin mencionar cuando entran a discutir sobre la “seguridad del Estado venezolano frente a las agresiones externas y extranjeras”.

Además, el proyecto-gobierno en lo ideológico de la social-democracia se confronta y se enfrenta con el de la democracia-cristiana-popular cuando en ésta expresión en praxis de su ideología a lo criolla, es decir, sobre la base conceptual ideológico-gubernamental-económica impuesta por don Rafael Caldera Rodríguez, evidentemente, ha sido derrotada entrando a imponerse la “tesis popular-española” liderada por los neo-liberales-tradicionalistas y conservadores y sí ustedes les asalta alguna duda, sencillamente, van y le pueden preguntar a Eduardo Fernández y sí así lo considera, les podría explicar en detalle el tema, mejor, la contradicción cristiano-católica-tradicional-versus-postmoderna-neoliberal.

Es evidente que las clases sociales que sustentan y giran alrededor de la MUD son las clases altas y medio-altas, por cierto, muy beneficiadas por la revolución y seriamente aliadas en lo que se ha calificado en la sociología política criolla como la “boliburguesía”, es decir, “los recién vestidos”, como diría don Rómulo Betancourt en sus típicas frases hirientes, y es por ello que al controlar el aparato productivo han diseñado lo que Nicolás Maduro Moros ha definido acertadamente como la “guerra económica”; es decir, al no tener base popular al proyecto político sin definición pública en lo económico de la MUD, es decir, al no tener sustento en los sectores invisibilizados, al desarrollar la “guerra económica” buscan poder alcanzar el desgaste sicológico de ese sector popular social fundamentalmente urbano con la finalidad de “sacarlo a la calle”, desarrollar el concepto del “gendarme necesario” y desarrollar una modalidad de “golpe de colores” en el marco del “golpe continuado”.

Pero, claro, siempre “el pero” presente, ¿reaccionará el sector social-popular-invisibilizado según la sociología de las derechas en su lógica formal tanto “berlinesca” como “popperiana” de comportamientos analizados según los diseños, paradigmas, de la academia estadounidense conjuntamente con la UCAB?

Nos consideramos que podría resultar de algún tipo de afectación en cuanto a un proceso de elecciones pero ello no significa que impacten en las estructuras fundamentales del Estado bajo paradigmas sustentados en la Constitución Bolivariana; es decir, las derechas podrían ganar elecciones pero la base fundamental de la Revolución Bolivariana es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela sobre la base histórica del “pensamiento de don Simón Bolívar” y como ya lo conocemos por el “hecho histórico” del “Golpe de Abril” del 2002, los directores de dicho “golpe” execraron conceptualmente dicha Constitución “reactivando” la Constitución de la 4ta. República en sus fundamentos al tiempo que toda la simbología patriota y nacionalista rescatada por el proceso revolucionario le fue negada su presencia fácticamente como, por ejemplo, el cuadro de El Libertador y como lo hemos conocido en reciente fecha por las decisiones del parlamentario Ramos Allup cuando ordenó retirar los símbolos fundamentales de la Revolución Bolivariana atacando, indirectamente, a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, FANB. Es decir, en última instancia, no son las elecciones lo fundamental del proceso político-golpista-de-la-salida de la MUD sino desmontar hasta sus propios cimientos lo conceptual significativo de la Revolución Bolivariana y para ello es de obligación real y objetiva el “golpe de estado”.

Frente a este escenario es perentorio asumir diferentes realidades. En primer lugar, es necesario profundizar la “unidad cívico-militar” bajo las tesis sino-niponas; en segundo lugar, es de obligación una profunda reingeniería del denominado “Gran Polo Patriótico” desde asumir que para nada es “Grande” y que no hay un partido dirigente que asuma la responsabilidad revolucionaria de la conducción real y política del posible denominado, sencillamente, como “Polo Patriótico” tal como lo propusimos en su oportunidad hasta que el Comandante Chávez Frías decidió titularlo como “Gran Polo Patriótico”.

En tercer lugar, definir sí realmente se desea alcanzar un “frente nacionalista y social-socialista” conjugado con el Partido Socialista Unido de Venezuela y lo que hemos propuesto como denominación como “Polo Patriótico” visto que actualmente “no vamos pal´baile juntos”. La objetividad se tiene que sustentar no solo en la realidad sino en el respeto; es decir, sí el “Polo Patriótico” logra alcanzar una sólida unidad interna yendo a unas elecciones como conjunto político socialista y nacionalista se podría convertir en una oposición revolucionaria confrontando los avances de las derechas. Ello lo expresamos cuando es una realidad demostrable que existe un importante sector de izquierdas que no comulga plenamente con propuestas del PSUV y que no desconoce la no preeminencia real y objetiva de los representantes actuales del “Gran Polo Patriótico” en la actual Asamblea. Además, es real que partidos políticos que componen el “Gran Polo Patriótico” tienen un importante y fundamental impacto en diferentes sectores de toda la sociedad venezolana tanto la urbana como la campesina y obrera con lo cual se conformaría “una muralla china a lo venezolana” de confrontación directa en lo legislativo y en sus capacidades de calle ante cualquier movimiento contra-revolucionario proveniente tanto de las derechas nacionales como de una posible, ¿probable?, invasión extranjera.

El liderazgo revolucionario está en la obligación de objetivar y objetivarse dejando en el tintero los personalismos, los miedos, maximizar las contradicciones ideológicas y actuar en conjunción con las experiencias históricas de las izquierdas venezolanas que se han expresado desde aquel año de 1928.

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.
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