jueves, 29 de diciembre de 2016

2017, el año de la verdad

Carlos E. Lippo, Ensartaos, 28/12/2016


A juicio nuestro el agónico 2016 ha sido con mucho, el año más duro de la Revolución Bolivariana, esto es de este complejo, accidentado y altamente combatido proceso de refundación de la patria y de intento por instaurar el estado democrático y social de derecho y de justicia que habrá de conducirnos pacíficamente al socialismo y que arribará a la mayoría de edad el próximo 02 de febrero de 2017.

Duro y cruento fue el año 2002, con su golpe de estado de abril y su paro sabotaje petrolero de finales de año; duro fue también el 2013, por la prematura partida física de El Comandante y de aquellos mártires de la injustificada e histérica arrechera de Capriles R., al perder por segunda vez consecutiva la presidencia de la república; así mismo también fue duro en extremo el terrible 2014, con sus 43 víctimas mortales y el terrorismo casi sin fin, instigados por Leopoldo López Mendoza, el consentido agente de la CIA y mal llamado preso político, por cuya libertad clama hasta el paroxismo la derecha mundial en pleno.

Considero que en ninguno de estos años estuvimos tan en riesgo de perder todas las conquistas políticas, sociales y económicas logradas, como en este 2016 y es que desde el propio 06 de diciembre de 2015, fecha en la cual perdimos la mayoría de la Asamblea Nacional en unas elecciones en las cuales a juicio nuestro y de algunos analistas internacionales como Atilio Borón y Vicky Peláez, el pueblo no tuvo la oportunidad de elegir de manera libre, estando en medio de los embates de la guerra no convencional que nos impusieron y bajo la amenaza de invasión implícita en la Orden Ejecutiva de Obama y en las ejecutorias de aquel jefe del Comando Sur obsesionado con Venezuela, hemos estado bajo el fuego incesante de la misma coalición de nefastas fuerzas nacionales e internacionales ante las cuales perdimos el segundo de los 20 procesos electorales celebrados a lo largo de estos casi dieciocho años.

En efecto en contra de nuestra revolución, siguiendo la estrategia diseñada por el Comando Sur y bajo la coordinación del Departamento de Estado estuvieron, accionando en nuestra contra durante todo el año: los gobiernos cipayos del continente y de la mayoría de los países de la OTAN; los organismos multinacionales acólitos del imperio (ONU, OEA y UE) y hasta el mismísimo Estado Vaticano, a pesar de las hipócritas bendiciones de Francisco; algunos de los “gigantes” del mudo financiero globalizado (Citi Group, J. P. Morgan, Standard & Poor, Moody´s…) y la canalla mediática, todos ellos en el plano internacional. En el plano nacional han sido actores de primera línea en este “todos en contra de la Revolución Bolivariana”, entre otros: la veintena de partidos y partiditos agrupados en la MUD, la mayoría de ellos organizaciones de maletín, que en medio de las zancadillas que se propinan entre ellos no cesan de conspirar, siempre “pacíficamente”; las organizaciones no gubernamentales generosamente financiadas por el imperio; el seudo empresariado criollo en su totalidad; la banca privada nacional, ejecutora del recientemente abortado golpe monetario; el lumpen delincuencial generosamente pagado con las contribuciones del imperio así como no pocos especímenes provenientes de las bajas capas medias que se han envilecido a tal grado que serían incapaces de ofrecerle a sus propias madres un paquete de harina de maíz a un precio decente, con tal de seguir disfrutando de las migajas que le deja caer por su eficiente “trabajo” de zapa, el usurero comercio local, controlado por inmigrantes europeos, asiáticos y árabes, descendientes de aquellos que hace años arribaron a este generoso país “con una mano adelante y otra atrás”.

A todos ellos los fuimos neutralizando a lo largo del año gracias a la acción conjunta del gobierno y el pueblo revolucionario, con una efectividad tal que no habiendo logrado aún reponerse del todo, parecen haberse resignado a dejarnos disfrutar en relativa paz los últimos días de esta temporada navideña, la misma que planificaron arruinarnos al dejarnos sin medios de pago físicos ni electrónicos. Los hemos neutralizado pero aún estamos muy lejos de haberlos derrotado, entre otras cosas porque hemos estado peleando a la defensiva, resistiendo, mientras lográbamos recomponer nuestras fuerzas.

Que este repliegue temporal de la contrarrevolución local, producido más por la falta de apoyo de sus bases que por nuestro propia accionar, a pesar de los recientes golpes que ha propinado el gobierno revolucionario a las mafias extractoras y acaparadoras del papel moneda y al comercio delincuente de vestidos, calzados y juguetes, habrá de durar sólo hasta los inicios del próximo año es algo que se desprende de su negativa de sentarse en la mesa de diálogo el próximo 13 de enero tal como estaba previsto, que fuese anunciada por el mesero de la MUD en unas recientes declaraciones (1), así como de su contumaz actitud vendepatria, evidenciada en esas mismas declaraciones al solicitar la aplicación simultánea en contra de Venezuela de la “Carta Democrática”, por parte de la OEA y del “Protocolo de Ushuaia”, por parte del MERCOSUR.

También atestiguan que este repliegue ha sido sólo temporal, las dos nuevas embestidas que nos propinasen el día de ayer el Washington Post y el inefable Almagro. En efecto, el reputado diario insignia de la mismísima capital del imperio, al volver con el viejo estribillo de que el país se está cayendo a pedazos, arremete en contra del Presidente Maduro por el delito de “haberle quemado” las manos a los mafiosos que lograron desaparecer temporalmente nuestro billete de 100 (2), mientras que el secretario Almagro nos amenaza con desatar sobre nosotros la terrible ira del imperio si el gobierno revolucionario no reconoce a la próxima directiva de la Asamblea Nacional y no libera inmediatamente a los supuestos presos políticos, apelando en su exhorto, con extrema cursilería, a unas palabras que atribuye al Comandante Chávez (3).

Entonces, no puede haber dudas en relación a que el escenario inicial más que probable del venidero 2017, habrá de ser un escenario de confrontación de mediano y alto impacto, impuesto por la MUD, en el cual las fuerzas de la revolución tendrían el triunfo casi asegurado de antemano si se tratase de confrontar sólo con la contrarrevolución local, pero que habrá de exigir la más absoluta dedicación, tratándose de una pelea con la contrarrevolución internacional liderada por el propio gobierno imperial, en la cual la contra local sólo habrá de representar el papel de comparsa.

Es en el marco de estas consideraciones que hemos considerado oportuno plantear un conjunto de medidas cuya factibilidad de aplicación estaría garantizada por la evidente recomposición experimentada por el movimiento popular revolucionario a lo largo del año que ahora termina, la cual le permitiría desempeñar eficazmente su rol protagónico en el accionar de la unión cívico-militar, sostén irreemplazable de esta revolución.

Dichas medidas ya han sido propuestas de manera aislada en anteriores oportunidades y el hecho de proponerlas ahora de conjunto remite a la consideración de que sólo mediante su aplicación exitosa sería posible garantizar la necesaria consolidación de nuestra revolución que viene a ser lo mismo que garantizar la pervivencia de la patria libre y soberana por la que tantos hemos estado luchando en estos casi dieciocho años:

Sin más preámbulos, he aquí las medidas:
  • Decretar un estado de conmoción interior, con arreglo al artículo 338 de la Constitución, tan pronto como la contrarrevolución reinicie su estrategia desestabilizadora y promotora de la intervención militar extranjera o en el mismo momento en que los órganos de inteligencia correspondientes aporten pruebas de que está próxima a iniciarla. A mi juicio el decreto propuesto tendría la virtud de facilitar el accionar de nuestros organismos de seguridad, civiles y militares, en contra de las fuerzas paramilitares de la contra, cuya participación es indetenible por vías pacíficas, a la vez que se constituiría en un eficaz disuasivo para promover la abstención de aquellos adherentes de la oposición que insistiesen en participar de manera violenta, o en todo caso neutralizarlos si es que persisten en hacerlo. Adicionalmente, el decreto podría servir para proveer el marco jurídico conveniente para la adopción de alguna de las otras medidas propuestas.
  • Aplazar la celebración de cualquier tipo de proceso electoral de alcance nacional, regional o local, hasta tanto se pueda garantizar que el pueblo pueda elegir libremente sus candidatos, sin interferencia alguna de factores internos o externos. Y es que como decíamos en un artículo anterior titulado ¿Acaso fueron libres las pasadas elecciones parlamentarias? (4), nosotros no podemos permitirnos el detener el avance revolucionario por circunstancias similares a las que determinaron la derrota del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que perdieron el gobierno en unas elecciones celebradas en abril de 1.990, en medio de una cruenta guerra civil promovida por el imperio, a manos de aquel émulo de la MUD que se llamó la Unión Nacional Opositora (UNO), conformada por 14 partidos, que con el apoyo abierto de los Estados Unidos tenía como única promesa electoral el acabar con aquella cruenta guerra mercenaria. Jamás podemos perder de vista que lo que está en juego es la integridad y la soberanía de la Patria.
  • Decretar un cierre indefinido de la frontera terrestre con Colombia, como medida que ha demostrado ser eficaz para combatir el contrabando de extracción y la penetración de elementos paramilitares mercenarios reclutados por la contrarrevolución para desestabilizar el país.
  • Potenciar al máximo cualquier tipo de alianza estratégica de carácter militar con los países miembros del ALBA-TCP y con potencias mundiales como Rusia, China e Irán, algo que viene a ser inaplazable en momentos en los cuales no sólo que es totalmente imposible esperar algún tipo de ayuda de la mayoría de nuestros vecinos suramericanos, sometidos como lo están a gobiernos pro imperiales y fascistas, sino que por el contrario pudiera plantearse algún tipo de entente entre ellos para atacarnos en conjunto, sólo para complacer al amo gringo. ¡Imposible además, no tomar previsiones en contra de la reciente suscripción del acuerdo soñado del “Premio Nobel colombiano de la Guerra”, con la sanguinaria OTAN!
  • Decretar las medidas de nacionalización, estatización, confiscación y/o intervención de los establecimientos privados, en cualquiera de los sectores de la economía, que sean necesarias para neutralizar el desmadre de los más reconocidos actores de la contrarrevolución en el campo de la guerra económica, financiera y monetaria.
¡Prohibido fallarle a la Patria, prohibido fallarle a la revolución… prohibido fallarle a Chávez, carajo!

¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

Notas




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