sábado, 26 de agosto de 2006

De la liberación nacional al socialismo. Consideraciones para el estudio y el debate

Freddy J. Melo, REDIUP, Caracas, 26/08/2006


En 2006, Hugo Chávez, Presidente del Venezuela, encargó una comisión para estudiar el asunto de la formación del Partido Socialista. De esta comisión hacía parte, entre otros, Guillermo García Ponce, político, periodista y revolucionario venezolano, actualmente director del Diario Vea. En los espacios del Diario Vea, por varios meses, a partir del mes de agosto de 2006, se debatió acerca de las problemáticas del Socialismo y del Partido de la Revolución. En seguida una de las intervenciones.

La primera versión de las líneas que siguen fue presentada bajo el patrocinio de la Red de Impulso a la Unidad del Pueblo (REDIUP) en la reunión del colectivo de organizaciones y personalidades socialistas realizada el 26 de agosto de 2006, con la finalidad de contribuir a la discusión sobre las perspectivas abiertas al proceso revolucionario venezolano. Los aportes realizados por los camaradas presentes, así como inquietudes y reflexiones derivadas de posteriores discusiones en escenarios diversos, fueron afinando la estructura expositiva y agregando temas, todo ello en función de mejorar sus posibilidades para coadyuvar a la concienciación revolucionaria. Las observaciones de mi hijo Federico me han sido también de invalorable utilidad. De hecho, como lo indica el subtítulo, sigue siendo un material abierto para el estudio y el debate, por lo que se agradece emitir opiniones, reflexiones, comentarios y/o propuestas. El autor se propone seguir trabajando el texto.



I. Desarrollar las tareas de la liberación nacional

(…) todas nuestras facultades morales no serán bastantes si no fundimos la masa del pueblo en un todo, la composición del Gobierno en un todo, la legislación en un todo y el espíritu nacional en un todo. Unidad, unidad, unidad debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestros ciudadanos es diferente, mezclémosla para unirla; nuestra Constitución ha dividido los poderes, enlacémoslos para unirlos (…). Bolívar 
Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos. Martí

1. Una revolución antimperialista y democrática popular: 

a) La presente fase del proceso revolucionario es de desarrollo de las tareas de liberación nacional, lo cual implica consolidar la soberanía política y cultural, asegurar la independencia económica básica, avanzar hacia una democracia verdadera y dar atención preferente a las necesidades populares, y así mismo requiere impulsar la integración latinoamericana y fomentar relaciones solidarias con todos los pueblos;  

b) el período actual, dentro de esa fase, es de agudizada pugna con el bloque oligárquico-imperialista, exacerbada durante el año 2006 por la confrontación electoral, que en términos de política real midió al Presidente Chávez con el “emperador” Bush, representado por sus servidores “venezolanos”; 

c) en el curso del proceso electoral era dable esperar que se produjeran brotes de violencia y provocaciones, como en efecto los hubo, debido al designio imperial de torpedear las elecciones y desestabilizar el país, buscando el derrocamiento del  gobierno;

d)  La  contundente  victoria del presidente ratificó la validez de la propuesta revolucionaria y abrió cancha a los nuevos desarrollos planteados, los cuales vienen con una repotenciada carga transformadora; e) el bloque oligárquico-imperialista no se quedará quieto, y ya lo vemos tratando de urdir nuevas acciones aberrantes, que el pueblo infaltablemente derrotará.

2. Una revolución pacífica pero no desarmada

a) Todas las grandes revoluciones históricas necesitaron recurrir a la violencia para derribar a las clases dominantes. Esta experiencia justifica sin duda la declaración del Manifiesto: “Los comunistas (…) proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente”. Y, por supuesto, ha dado pie para que muchos revolucionarios la consideren como una ley de la historia; 

b) no obstante, el problema de la revolución, el problema del Poder, más que de violencia material es de correlación de fuerzas: si se logra una acumulación de fuerzas de magnitud suficiente, es posible atar las manos de la contrarrevolución y reducirla de manera menos trumática; 

c) nuestro proceso, y es éste otro notable hallazgo del Presidente Chávez, proclama su carácter democrático y pacífico y lo practica, aun cuando muchas veces ha tenido que defenderse  –y está cada vez más preparado para seguirlo haciendo--  de la violencia del enemigo. La importancia política de ese proclamado y sostenido carácter se evidencia en la furia epiléptica con que la contrarrevolución trata de destruirlo, reconociendo en él un formidable escudo ético y legitimador; 

d) ciertamente, como afirma el presidente, el que la revolución sea pacífica no significa que sea desarmada, y las acciones violentas del enemigo deben ser conjuradas y sus crímenes castigados con todo el peso de la ley; pues el Estado es nuestro en sus componentes fundamentales, y es tarea vital de la revolución consolidarlo y homogeneizarlo para que pueda aplicar cabalmente la fuerza legal y estabilizadora que como entidad estatal le corresponde; e) fortaleciendo consecuentemente la conciencia y la unidad interna del pueblo, la unidad cívico-militar y la unidad de los patriotas, y más aún si el entorno internacional mejora a tenor de los combates populares, es posible seguir levantando esa bandera y manteniendo la violencia del enemigo en un nivel en que no pueda salirse con la suya y obligar a los venezolanos a una confrontación armada intestina. Es posible, independientemente de cuán prolongada sea la lucha.

3. Un balance necesario

La obra de transformación revolucionaria en desarrollo presenta, entre otros, los siguientes logros relevantes: 

a) La Constitución Bolivariana y la democracia participativa y protagónica, expresada en la figura de los referendos, en la creación de una institucionalidad ad hoc para viabilizar la participación popular –como los consejos comunales, los comités populares, las mesas técnicas, las contralorías sociales y otros--, y en el respeto, por convicción profunda, de los derechos humanos, lo que incluye el repudio y esperamos que comience a incluir el castigo de los violadores; 

b) la independencia y soberanía de nuestra patria y el derecho a la organización autónoma de la vida social; 

c) la posibilidad de realizar cambios profundos de manera democrática y pacífica; 

d) la unidad, conciencia y espíritu ético y patriótico del pueblo; 

e) la unidad cívico-militar; 

f) la legislación orientada al fomento y defensa de los intereses nacionales y populares; 

g) la decisión en marcha de erradicar la pobreza y la exclusión mediante el empoderamiento de los pobres; 

h) el manejo nacional de PDVSA y de todos nuestros recursos, y sobre esa base el  ascenso  económico expresado en índices de primer orden relativos al PIB, el empleo, el riesgo país, la inversión, la inflación, el crédito y la atención privilegiada a la economía popular y cooperativa; 

i) el estímulo sin retaceos a la cultura no excluyente y el deporte; 

j) las formidables obras de infraestructura, de valor estratégico para el desarrollo sustentable e independiente del país: puentes con vías férreas, autopistas, metros y otros medios de transporte urbano masivo, red ferroviaria, represas, acueductos, plantas de energía, viviendas, escuelas, centros de salud, etc.; 

k) las misiones, ese ejercicio reivindicatorio popular de incalculables proyecciones: Barrio Adentro como sistema de salud que desarrolla la medicina preventiva y fortalece y racionaliza la curativa, en sus fases I y II muy avanzadas, la III, relativa a los hospitales, en inicio de impulso acelerado, y la IV, centros de alta especialización, inaugurada con el gran Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano; Róbinson I y II, Ribas, Sucre, Vuelvan Caras, plan nacional de lectura, infocentros, simoncitos, escuelas y liceos bolivarianos, escuelas técnicas, universidades no elitescas, más de 9% para la educación: sin comentarios; Mercal y los demás instrumentos para la alimentación popular; Zamora y el avance hacia la reestructuración revolucionaria del agro, dirigida a democratizar la tenencia de la tierra, eliminar el latifundio y dar impulso sostenido a la agricultura, en pro de la seguridad alimentaria del país; 

l) todas las demás, concebidas con profundo espíritu humano y como derechos y deberes sociales; 

m) la creativa política internacional en pro de un continente unido, poderoso, soberano y solidario con el mundo. Y mucho más: esto es sólo una síntesis.

4. Dialéctica de la revolución

a) Las tareas nacional-liberadoras no pueden ser cumplidas a plenitud dentro de los límites del capitalismo: exigen trascender éste y abrir camino a la construcción del socialismo; ello implica un enfrentamiento permanente con el enemigo, permanente mientras el mundo entero no sea libre, y en cada período el pueblo y los revolucionarios debemos estar preparados para las situaciones que se presenten,  tratando de defender el carácter pacífico y democrático de nuestro proceso, pero conscientes de que lo fundamental es la defensa y desarrollo del proceso como tal; 

b) esto significa que la liberación nacional contiene en sí la dialéctica de transición del capitalismo al socialismo y es expresión de la continuidad histórico-social de la revolución, y que semejante empresa sólo puede realizarla el pueblo unido, organizado y consciente; 

c) por ello, el curso del proceso nacional-liberador va destacando al mismo tiempo elementos socialistas: en la esfera jurídico-política (la democracia participativa y protagónica, expresada en la figura de los referendos y en la creación de una institucionalidad ad hoc para garantizar la participación popular, como los consejos comunales, los comités populares, las mesas técnicas, las contralorías sociales y otras disposiciones constitucionales y legales) (*); en la base material (las empresas básicas en manos del Estado con gobierno popular, las cooperativas y otras formas); en la atención demoprotagónica” de las necesidades populares (las misiones), y en el desarrollo ideológico del pueblo protagonista; 

d) a la luz de todo esto se comprende que no puede haber liberación nacional plena sin socialismo, no puede haber socialismo sin liberación nacional plena y no puede haber nada de ello  sin  la  acción  decidida  del  pueblo; 

e) es claro que a lo largo del proceso existen y existirán contradicciones, cuya solución está ligada al crecimiento de la conciencia y a la asunción por la clase obrera de su rol como núcleo del bloque popular.

5. Bases de apoyo

a) El pueblo venezolano, en creciente curso de consustanciación con el proceso revolucionario; 

b) la unidad cívico-militar, la tradición de lucha encarnada en la figura del Libertador y el liderazgo fundamental del Presidente Chávez; 

c) la economía venezolana, con un sector estatal determinante, buen desarrollo de las fuerzas productivas y abundancia de recursos estratégicos y de todo tipo.

II. El camino al socialismo


Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Jesucristo
El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política. Bolívar 
En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en su bandera:¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades! Marx
6. El socialismo del siglo XXI

a) El socialismo proclamado como aspiración fue denominado por el presidente como “del siglo XXI”, lo cual implica la fidelidad a todo cuanto es válido del pasado y la inclusión de todo lo nuevo pertinente. Podemos imaginarlo  --de manera general y con visión global, no nacional--  como un sistema social que, recogiendo creadoramente las experiencias de las luchas propias y universales de todos los tiempos y las de los experimentos socialistas que han existido y existen; asumiendo así mismo las ideas de redención humana forjadas a lo largo de esas luchas y enriqueciéndolas con los nuevos hallazgos, y buscando templar el carácter y la voluntad de sus constructores en el ejemplo e impronta de los grandes maestros y conductores de pueblos, será la concreción en nuestra época de la forma de sociedad que negará y superará dialécticamente al capitalismo y permitirá dar el salto “del reino de la necesidad al reino de la libertad”, según el decir de Engels; 

b) aunque algunos cs. prefieren hablar del “socialismo en el siglo XXI” y de “un solo  socialismo  conocido”,  la denominación  introducida por el Presidente Chávez tiene el valor táctico de diferenciarse del que se derrumbó en el siglo XX, y ello no es cualquier cosa: nos libra del peso de errores de mucha monta y puede acercarnos más a las ideas de los mejores teóricos, a las experiencias y valores históricos nuestros y universales y a los sueños y expectativas del pueblo.

7. El punto crucial

a) Todo el curso del proceso parece llevar a la conclusión de que el meollo, el punto vivo y crucial de la Revolución Bolivariana, es la idea de la democracia participativa y protagónica, porque eso es entregarle al pueblo el poder, la capacidad de fijar su destino y enfrentar los procesos de acuerdo con sus intereses, nivel de conciencia y posibilidades de organización y de lucha; 

b) esto significa que el pueblo enfrenta las tareas históricas planteadas y maduras, y en la medida de su crecimiento en conciencia va enfrentando esas indicadas tareas planteadas y maduras desde hace tiempo, que habían sido bloqueadas debido a la enajenación de las masas producida por el orden dominante; esas tareas, como se ha visto, son las de la liberación nacional rumbo al socialismo; 

c) la materialización cabal de la democracia participativa y protagónica es la asunción de todo el poder por el pueblo; 

d) la forja del poder popular ha venido ocurriendo de arriba abajo, por la acción revolucionaria del presidente y líder, pero ello no es suficiente, pues en las instancias intermedias puede haber, y de hecho hay, trabas y usurpaciones; 

e) ahora comienza a desarrollar también su construcción desde la base, de abajo arriba, pero el poder local, si bien es necesario, tampoco es suficiente, es parcial, ya que es preciso emprender acciones y ejecuciones de gran magnitud y enfrentar enemigos de ámbito superior, nacional, continental y mundial: entonces, la construcción de un poder popular real, completo, sólo es posible en  una  relación  dialéctica (**); 

f)  el  proceso  de  empoderamiento  implica  un entramado colectivo global: se trata de articular todas las formas de organización en una sola estructura de pueblo, pues es poder para actuar sobre las cuestiones inmediatas (referidas al entorno más cercano) y sobre las que les siguen, hasta las más amplias y complejas, derivadas de las tareas gigantescas de transformación planteadas y de los enemigos históricos, fundamentalmente el imperialismo.

8. Propiedad privada y relaciones de producción

a) A partir de un determinado momento, cuando los humanos adquieren capacidad suficiente para producir más de lo que consumen, algunas personas en posiciones favorables toman para sí los frutos excedentes del trabajo y los medios para producirlos; con ello, la forma de propiedad existente desde los orígenes de la especie humana como producto del trabajo de la tribu o del clan (a trabajo social o comunitario, propiedad social o comunitaria), inicialmente sólo capaz de cubrir, porque no había capacidad técnica para más, las necesidades básicas del grupo y de sus integrantes, fue siendo progresivamente sustituida por la naciente propiedad privada sobre los medios de producción, lo cual permitía a los nuevos dueños apropiarse del excedente producido –lo que Marx denominaría “plusvalía” en su análisis del capitalismo-- y por tanto enriquecerse; esto, por supuesto, sólo fue posible mediante la expropiación forzosa de los otros; 

b) con la propiedad privada sobre los medios de producción aparecen la división de la sociedad en clases (fundamentalmente poseedores y desposeídos, cuya primera condición fue la de esclavistas y esclavos) y el Estado, aparato de violencia organizada destinado a sostener la nueva situación;

c) la evolución de las fuerzas productivas y la lucha que  de  manera natural surge entre las clases antagónicas fue fijando nuevas relaciones sociales y la propiedad privada adquirió sucesivamente, después de la esclavista, las formas feudal y capitalista o burguesa, y en todas ellas sólo quedaban o quedan para la inmensa mayoría de los seres humanos   los elementos de subsistencia apenas suficientes para mantenerse y reproducirse  como  clase  explotada,  o para sobrevivir  en  la indigencia; 

d) del seno de los explotados en la sociedad capitalista pueden circunstancialmente “ascender” algunas individualidades aisladas, pero ello no cambia el indicado hecho de la reproducción de la explotación, el cual en términos de clase es como una ley de hierro; 

e) entre las clases antagónicas de dicha sociedad (burgueses y proletarios) han surgido capas diversas susceptibles de poseer un buen nivel relativo de propiedad personal, educación y medios de producción pequeños o medianos: en el interior de esas capas, denominadas sin mucha precisión “clase media” o “clases medias”, se debaten, de manera general y sobre todo entre las “superiores”, las apetencias por transformarse en capitalistas o  burguesas  –muy contadas personas lo consiguen-- con la tendencia al empobrecimiento propia del proceso de concentración del capital; 

f) las condiciones e intereses sociales y culturales de buena parte de esas capas las colocan más cerca de “los de abajo” que de “los de arriba” y por eso es posible y deseable ganarlas, y como sabemos, muchos y muchas de sus integrantes comparten el proceso de cambio que se vive en Venezuela; 

g) es claro, a la luz de lo visto, que las diferentes formas de propiedad privada de los medios de producción, todas conducentes a la explotación de los trabajadores mediante la extracción de plusvalía, están bien lejos de pertenecer al ámbito de lo sagrado o de ser una condición “natural” del ser humano.

9. Estado, gobierno, dictadura

a) El Estado, según se ha visto, nace como aparato de violencia organizada para garantizar el dominio de los poseedores sobre los desposeídos; Marx, al examinar este hecho, usó en calidad de categoría científica sociológica la expresión “dictadura de clase” para designarlo: así, en sucesión histórica, el Estado esclavista fue la dictadura de clase de los dueños de esclavos y el Estado feudal la dictadura de clase de los señores feudales, en tanto que el Estado burgués o capitalista es la dictadura de clase de la burguesía: siempre la hegemonía de una minoría explotadora sobre una mayoría explotada; 

b) este análisis –junto con el de las experiencias de la revolución europea de 1848-50 y de la Comuna de París-- llevó a Marx a la conclusión científica de que el Estado surgente del derrumbamiento del capitalismo, y que por vez primera en la historia colocaría a la mayoría sobre la minoría, vendría a ser la expresión hegemónica de los trabajadores explotados, la “dictadura del proletariado”, la cual sería la forma más democrática posible de Estado y tendría un carácter transitorio; 

c) ese Estado sería el órgano de fuerza política organizada del período de transición de la sociedad capitalista a la socialista, período durante el cual se deberá superar la explotación de los trabajadores y avanzar hacia la extinción de la división en clases y del propio Estado y al autogobierno de la sociedad; 

d) el análisis marxista pone así mismo en evidencia que el Estado se expresa políticamente en formas cambiantes de gobierno: si bien es siempre una dictadura de clase, es decir, expresa los intereses de un sector social dominante, las formas de gobierno con las cuales ejerce su acción política pueden ser democráticas en grado variable (y siempre clasistamente limitadas), o dictatoriales en grado variable, según las relaciones de fuerza y las condiciones históricas; 

e) el término “dictadura” en este sentido es el que comúnmente se maneja y ha creado  la  confusión  por  la cual se identifica la dictadura del proletariado con
una vulgar dictadura de gobierno, confusión en la que coincidieron los teóricos burgueses, por lógicos intereses de clase, y los estalinistas, por interés de la deformación dictatorial-personalista y partidista-burocrática que al final fue factor fundamental de la quiebra del “socialismo real” y el derrumbe de la Unión Soviética;  

f) hoy  en  día la lucha política socialista es por la forja de un Estado que exprese la hegemonía del bloque revolucionario formado por las clases y capas nucleadas alrededor de la clase obrera, en sustitución del bloque de poder oligárquico-imperialista históricamente dominante; 

g) tal Estado, para ser de verdad socialista, debe establecer, al lado de las transformaciones económicas, sociales y culturales necesarias, las formas de gobierno más democráticas que se hayan conocido, cuidando, por supuesto, la preparación indispensable para la defensa; 

h) el Estado venezolano, heredado del viejo orden, mantiene en esencia sus rasgos de aparato creado para confundir, dividir y burlar al pueblo, no para el servicio público, y la incidencia revolucionaria del Presidente Chávez en él, expresada en la democracia participativa  y  protagónica  --la más profunda y completa forma democrática de nuestra historia--, genera una lucha que está en pleno desarrollo y que sólo el pueblo organizado y consciente, en ejercicio de su poder soberano y a través de la organización y el control social, puede decidir a favor de los intereses revolucionarios; 

i) transformar ese Estado de origen no popular en un órgano de carácter socialista por su contenido y por su forma es una de las condiciones necesarias para la victoria del proyecto de la Revolución Bolivariana.

10. Libertad, democracia y socialismo

a) Sin democracia y libertad no puede haber socialismo pleno, sin socialismo no puede haber libertad ni democracia plenas, pues esas categorías son partes interdependientes de un todo: la sociedad unificada en humanidad, convertida en asociación de iguales altamente responsables, conscientes y solidarios; 

b) las formas de libertad y democracia que han existido históricamente fueron siempre limitadas y de clase (y resultantes de grandes luchas populares, por lo cual contienen rasgos valiosos que deben conservarse) y las formas de socialismo que hemos conocido no pudieron o no han podido alcanzar la plenitud precisamente por sus limitaciones (aunque éstas obedezcan a razones históricas objetivas) en materia de democracia y libertad; 

c) hablamos, por supuesto, de una democracia real, participativa y protagónica, revolucionaria, y de una libertad respetuosa del derecho ajeno (apotegma de Juárez), que como la verdad “no ofenda ni tema” (Artigas) y que desencadene todas las potencias individuales y colectivas, mediante la desalienación del trabajo, para asegurar el desarrollo integral de las personas en un mundo armonioso y fraterno; 

d) la libertad y la democracia revolucionarias avanzan, como hemos visto, hacia una sociedad de iguales autogobernados, lo cual significa que la propia democracia, en tanto forma de poder, se extinguirá porque dejará de ser necesaria, y que la libertad consciente reinará como la forma natural de existencia de los seres humanos.

11. La economía en el período de transición

a) La economía socialista tiene como objetivo fundamental la satisfacción de las necesidades humanas, no la búsqueda de ganancias; la cantidad y la calidad de las necesidades a satisfacer se encuentran condicionadas, tanto por el nivel de desarrollo endógeno de las fuerzas productivas de un país determinado, como por el grado de su inserción en el mercado mundial y los crecientes efectos de la transculturación; 

b) en tales condiciones, y gracias a la universalización de la producción y circulación de mercancías realizada por el capitalismo durante varios siglos, así como a la creatividad generada por su insaciable sed de beneficios, se ha ampliado el horizonte de las necesidades, de modo que, además de las básicas vitales, otras de gran importancia  --entre muchas despilfarradoras, vanas, inútiles o abiertamente negativas— están presentes hoy en los seres humanos, aunque sólo una minoría puede satisfacerlas  a  plenitud;  

c) por consiguiente,  el reto para la economía de rumbo socialista, y la condición decisiva de su victoria, es superar al capitalismo en la capacidad de satisfacer esas necesidades en función de toda la población, lo cual exige desarrollar las fuerzas productivas y armonizarlas con las nuevas relaciones sociales que reclaman; 

d) así mismo,  la economía socialista (la cual debe desenvolverse a través de las empresas estratégicas estatales bajo el control del pueblo y los trabajadores y con la participación de éstos en la gestión, así como de las cooperativas igualmente basadas en la propiedad social y sujetas al control popular, y otras formas que pudieren desarrollarse, siempre bajo el predominio del carácter social), precisa estar subordinada a los requerimientos de la población y debe organizar  la  remuneración  según  el  trabajo y,  en una muy avanzada etapa –cuando el Estado se extinga y se restablezca en un plano superior la armonía entre el carácter de la producción y el de la propiedad, con plenitud de riqueza colectiva e integral desarrollo de las personas--, según las necesidades de cada quien; 

e) todo el proceso económico-social debe ser planificado,  es decir, regulado y orientado en función de la construcción racional de la nueva sociedad, buscando superar la explotación del hombre por el hombre, la brecha entre la ciudad y el campo, las diferencias entre trabajo manual y trabajo intelectual y las discriminaciones de todo tipo, así como satisfacer según lo visto las necesidades individuales y sociales y cuidar el equilibrio ecológico, en pro de la preservación de las cualidades vivíficas de la Tierra.

12. Las relaciones de producción socialistas

a) La lucha de los revolucionarios es por restablecer la justicia social, lo cual implica que la propiedad sobre los medios de producción vuelva a tomar su carácter originario (social o comunitario), pero ahora con un inmenso desarrollo de las fuerzas productivas: ello garantizará a todos una propiedad personal digna y la base para la satisfacción socialmente organizada, y en medida creciente, de sus necesidades materiales y espirituales; 

b) el socialismo debe desarrollar una sólida base material asentada en la propiedad social de los principales medios de producción, y, asimilando experiencias históricas del siglo XX, crear mecanismos que permitan evitar que una capa burocrática o tecnoburocrática despoje al pueblo y recree una nueva forma de explotación, mecanismos que sólo el propio pueblo, constituido en poder social, político y estatal, puede diseñar, dirigir y orientar hacia la realización y liberación de los seres humanos en el trabajo.

13. La revolución cultural

Al socialismo corresponde fundamentalmente crear una civilización y una cultura nuevas, en las cuales la libertad y la democracia existan por vez primera para todos y todas, en cuyos ámbitos desaparezcan por completo y sin excepciones las discriminaciones sociales y a cuya luz florezcan las ciencias, las artes, los valores y demás expresiones creadoras del espíritu humano; una cultura arraigada en la herencia histórica y en la cual se desenvuelvan plenos la identidad  nacional,  el pensamiento crítico y reflexivo,  la autoestima y la capacidad de relación social, cooperación, ayuda mutua y conciencia distributiva; una revolución que desencadene las potencialidades éticas, educacionales, comunicacionales y de relaciones humanas de todo tipo largo tiempo reprimidas en el seno de la sociedad. La revolución cultural es la revolución: es la expresión y el resultado de todo el proceso transformador, visto desde la perspectiva superestructural.

14. El constructor:

a) El pueblo, o sea, como se ha dicho, el conjunto de clases y capas que nucleadas alrededor de la clase obrera constituyen el bloque social revolucionario, es el constructor del socialismo, a condición de: consolidar su unidad y organización multilateral; destacar una dirección unitaria, unificadora, democrático-participativa, orgánica y coherente; dotarse de una conciencia socialista progresivamente liberadora de las alienaciones del capitalismo; revolucionar el aparato estatal, transformarlo en eficaz herramienta propia sin corrupción ni burocratismo y forjar su poder desde abajo y desde el propio Estado, en una dialéctica cuya acción se mantendrá hasta que, en una muy avanzada etapa, dicho Estado (imprescindible durante el período de transición) pierda sus funciones y se extinga; 

b) el papel central de la clase obrera --y de su ideología revolucionaria-- deriva del rol protagónico decisivo que ocupa en el proceso de la producción  y  del hecho de no tener otro interés privativo que la desalienación del trabajo, con lo cual porta en sí la capacidad de liberar a todo el género humano: es ésta una cuestión cardinal y un gran problema, pues nuestra clase obrera no está unida ni es cabalmente consciente y la acción de los revolucionarios no ha sido lo suficientemente clara y consistente para cumplir esa exigencia, lo cual plantea un grave desafío, ante la posibilidad de que el proceso sea atrapado por el sectarismo y la vieja política y llegue a derivar hacia el reformismo.

15. El liderazgo

a) Aunque el pueblo es el factor supremo de los desarrollos históricos, el líder cumple un papel que en ciertos períodos y circunstancias puede ser decisivo, hasta el punto de significar la posibilidad de continuación o reversión de un determinado proceso, como es el caso actual de nuestro país; 

b) la mayor aspiración de todo líder grande, auténtico, y la mejor expresión de su éxito, consiste en llegar lo más pronto posible a una situación en la cual el proceso no dependa de él y pueda marchar solo, con la dirección que el pueblo destaque y reconozca, tal como vemos hoy en el caso de Cuba.

16. Convivencia con el capitalismo y garantía de la victoria

a) La construcción del socialismo es un proceso de largo aliento y en las condiciones de la Revolución Bolivariana implica la convivencia por un tiempo prolongado con el capitalismo, y la competencia con él. No puede ser de otro modo en un proceso pacífico, democrático y sujeto al ordenamiento jurídico. 

b) La garantía de la victoria estará dada por la medida en que se forjen la conciencia socialista del pueblo (revolución cultural), el carácter socialista del Estado (revolución política) y la capacidad de la economía socialista –que debe fundarse en el creciente control de los medios de producción principales--  para satisfacer las necesidades materiales y espirituales de la población (revolución económica). El conjunto es la revolución social. 

c) Algunos cs. sostienen que no es posible construir el socialismo si no se acomete la abolición completa e inmediata de la propiedad privada sobre los medios de producción, pero esto parece algo así como una concepción unilateral del proceso, el cual implica crecimiento o desarrollo de conciencia y de capacidad política y económica, es decir, alumbramiento progresivo y armonioso de la nueva sociedad. ¿Por qué no puede el sistema surgente  --o insurgente—competir y vencer, si cuenta con los elementos fundamentales para ello?

III. Los enemigos a vencer
Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miserias en nombre de la libertad. Bolívar
Jamás hubo en América de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos, potentes, repletos de productos invendibles y determinados a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder. Martí 
La burocracia estatal existía en la época de los regímenes burgueses con su cortejo de prebendas y lacayismo, ya que a la sombra del presupuesto medraba un gran número de aprovechados que constituían la “corte” del político de turno. “Ché”
17. El imperialismo:

a) El imperialismo, identificado con exactitud como fase superior del capitalismo, ha traspasado los linderos de su marcha expansiva y entrado en los predios de la inferioridad histórica; superconcentrado en un solo poder hegemónico, ya no le queda sino la fuerza bruta, no puede moverse sin destruir y asolar, sus dólares un tanto inorgánicos y sus inquietantes banderas son compañeros inseparables del latrocinio, el dolor y la muerte; 

b) el imperialismo que sucede a los imperios del pasado nace de la concentración de capital, el predominio de los monopolios, la primacía del capital financiero, la exportación de capitales y el reparto del mundo en mercados propios o esferas de influencia; 

c) su labor avasalladora penetra todos los espacios, subordina recursos y clases dominantes domésticas, maneja los cañones cuando hace falta y crea un gigantesco aparato de organización de la mentira para ser entonces el campeón de la democracia, la libertad y los derechos humanos: ello, sobre todo, cuando alcanza su clímax fundiéndose en un imperio único rodeado de subimperios obsecuentes, fenómeno que tal vez pudiera ser denominado “ultraimperialismo”; 

d) si bien los imperios nunca dejaron de asentarse en la fuerza y proclamaron sus propósitos con la sin igual desfachatez de los villanos, siempre se arrogaron la tutoría de la civilización y el progreso, y sintiéndose así “autolegitimados” oprimieron pueblos y naciones, depredaron sus riquezas y mataron; 

e) en la medida en que las luchas sociales fueron estructurando derechos y principios, y correlativamente incrementándose la violencia de la explotación, se hizo necesario o conveniente para las clases dominantes cubrir mucho más las apariencias, combinando según medidas el “garrote” y la “zanahoria”; 

f) de ese modo los imperialistas han ensayado formas que buscan aceitar los mecanismos de explotación, hacer más llevaderas las condiciones de existencia, “hermosear” el capitalismo y adormecer a las masas, tales como: el “estado de bienestar”, la teoría económica keynesiana, el reformismo socialdemócrata y el desarrollo de una “aristocracia” obrera-sindical traidora a su conciencia de clase; 

g) el derrumbe de la Unión Soviética y el “socialismo real” creó las condiciones para la reversión de todas las concesiones otorgadas a los pueblos, y así se llegó al “Consenso de Wáshington” y la aplicación del neoliberalismo en toda su brutalidad, pero también a una creciente toma de conciencia de los explotados, en lo cual ha jugado y juega un papel de gran alcance la Revolución Bolivariana;

h) el imperialismo es el enemigo principal del proceso revolucionario nuestro y de todos los pueblos, y es necesario derrotarlo, es decir, romper los lazos de dependencia, para poder superar dialécticamente el sistema capitalista y avanzar rumbo al socialismo.

18. El capitalismo:


La formación socioeconómica capitalista, el modo de producción basado en el trabajo asalariado, ha creado la mayor desigualdad entre los seres humanos. Es un sistema en el cual una insignificante minoría es dueña de la mitad de los bienes del planeta y pretende el control absoluto de todos sus recursos; un sistema cuya condición de existencia es la acumulación de la riqueza --en radical contraposición con las necesidades de la gente-- mediante el mecanismo infame de la apropiación privada de lo socialmente producido; un sistema que organiza todos los aspectos de la vida, desde la cuna y a través del entramado de las instituciones, en función de dominar y de reproducir la dominación, de alienar al ser humano hasta el grado de hacerle considerar como normal y éticamente válida esa apropiación privada del producto social y llevarlo a convertirse de ser social natural en ser individualista; 

un sistema que ha generado o desarrollado multitud de discriminaciones, de género, de clase, étnicas, culturales, nacionales y otras, e inmerso en miseria y exclusión social a grandes porciones de población (en Venezuela, verbigracia, a diecisiete de veinticuatro millones de personas antes del inicio del proceso bolivariano); un sistema engendrador de corrupción, burocratismo, falsedad, delitos de cuellos multicolores y toda suerte de arbitrariedades, así como de impunidad para los privilegiados; un sistema productor de imperialismo, colonialismo y guerras, es decir, genocidio, terror, bandidaje, sometimiento, ruina y saqueo de recursos materiales y patrimonios históricos, y en esta su actual expresión ultraimperialista, practicante de una dictadura global políticamente evidenciada en su dominio de los aparatos estatales y sus gobiernos falsamente independientes, los cuales indefectiblemente tienen carácter de clase, se subordinan a intereses imperiales y son, o bien abiertamente terroristas, o bien exponentes de diversas fachadas de democracia formal, una democracia dispensadora de derechos de papel que la inmensa mayoría de explotados y oprimidos no pueden convertir en realidad, y muchas veces tan criminal como las dictaduras abiertas (v. gr. la “democracia” puntofijista); 

un sistema inexorablemente destructor de la naturaleza, y hoy en medida tal, que amenaza gravemente la continuidad de la capacidad de la Tierra como asiento de la especie humana.

19. La corrupción: 


a) La corrupción es un hecho que nace con la división de la sociedad en clases, expresa el egoísmo e individualismo generado por la propiedad privada sobre los medios de producción y alcanza su mayor sordidez en el capitalismo; 

b) la lucha contra la corrupción es parte esencial de la lucha por el socialismo, pues la corrupción es una expresión contrarrevolucionaria y los corruptos son aliados conscientes o inconscientes del enemigo; 

c) el Estado venezolano, cuyos rasgos hemos esbozado, es productor y reproductor de corrupción en todas sus formas, entre ellas el burocratismo, por lo que su transformación en Estado revolucionario cabal requiere la victoria sobre esos vicios; 

d) puede estudiarse la propuesta de creación de consejos populares de ética revolucionaria, o su inserción como parte de los consejos comunales, a fin de dar un impulso de masas a la lucha contra la corrupción y el burocratismo y por el comportamiento ético; 

e) puede estudiarse también el establecimiento de un mecanismo de triple acción coordinada para todos los procesos administrativos: control fiscal, control gubernamental y control social.

IV. Ideología y acción


Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo ni el americano del Norte, que más bien es un compuesto de África y de América que una emanación de la Europa, pues que hasta la España misma deja de ser europea, por su sangre africana, por sus instituciones y por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia humana pertenecemos. Bolívar

Lo que Bolívar no hizo, está todavía por hacer en América. Martí

Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario. Lenin

El socialismo, en fin, está en la tradición americana. La más avanzada organización comunista, primitiva, que registra la historia, es la incaica. No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad,en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aquí una misión digna de una generación nueva. Mariátegui


20. Sobre la ideología: 


a) Debemos tener presente que una cosa es la ideología de los revolucionarios(con la expresión ideología nos referimos, no al hecho percibido por Marx de falsa conciencia o expresión invertida de la realidad, propia de las construcciones filosóficas o religiosas, sino al conjunto orgánico de ideas que se profesan), la cual los marxistas aspiramos que sea el marxismo en toda su complexión (filosofía, economía política y teoría del socialismo científico) y con todos sus desarrollos producidos a lo largo de las luchas, el aporte de Lenin en primer lugar; y otra cosa es la ideología de la revolución, que es la correspondiente al proceso concreto en marcha y es la que mueve a las masas, en nuestro caso las reivindicaciones nacionales y sociales planteadas y que el Presidente Chávez ha iluminado con sus aciertos estratégicos y tácticos, el principal la fundamentación del liderazgo permanente del Libertador como ligamento de todas las fases de nuestra historia, pasado, presente y porvenir; 


b) Por ello la ideología de nuestra revolución,  que ha superado la prueba de la práctica,  deberá seguir siendo, si bien se piensa,  el bolivarianismo:  es el cemento de la cultura nacional y de la integración latinoamericana; reempata el hilo de nuestro acontecer colectivo y recupera  la  visión  histórica  de nuestro pueblo, dándole la percepción  de  un continuo que enlaza el pasado, el presente y el porvenir, y al calor del proceso revolucionario se ha enriquecido y se enriquece constantemente con las ideas de redención que han surgido y van surgiendo del pensamiento venezolano, latinoamericano y universal, incluyendo como sustentos fundamentales las concepciones vivas y necesarias del marxismo y las hondamente humanas del cristianismo originario; c) por eso, el Socialismo del Siglo XXI puede llamarse también Socialismo Bolivariano.


21. Los revolucionarios

a) El papel de los revolucionarios en este proceso, tanto en la acción de calle como en la de gobierno, es el de ser promotores y actores de participación  y  educadores que  al  mismo tiempo se educan con el pueblo, en una mutua y enriquecedora forja de conciencia, y los primeros trabajadores de vanguardia;

b) el combate ideológico debe ser incesante y acometido por todas las vías y con todos los recursos posibles, poniendo en evidencia a los neoliberales, los cuales evaden la discusión ideológica, primero, para no responsabilizarse por el fracaso de la “democracia” formal que gestionaron, segundo, porque el propio capitalismo y su fase imperialista están hoy por hoy desnudos ante el mundo; 

c) es preciso promover la creación de sistemas masivos de educación política --ética, patriótica y socialista-- y contribuir a la conversión del país en un vasto campo de enseñanza-aprendizaje; 

d) es necesario apoyar las formas de organización social y poder popular básico o local que van surgiendo, especialmente los consejos comunales (y los de trabajadores cuando se constituyan), y ayudar a defenderlas de los intentos de confiscación politiquera, así como impulsar y respaldar la apertura de vías hacia la asunción de todo el poder por el pueblo, en cumplimiento de los mandatos jurídicos y de los postulados básicos de la revolución; 

e) hace falta igualmente ejercer la crítica y la autocrítica conscientes, como instrumentos revolucionarios de primer orden.

22. La organización

a) El Presidente Chávez ha llamado a la construcción del partido unido de la revolución, lo cual pasa a ser una línea para todos los militantes bolivarianos: se tratará ahora de despejar el camino de los pedruscos que han venido entorpeciendo la marcha hacia la unidad, sobre todo los remanentes de la vieja tradición de los partidos  --lo decimos sin ánimo de censura ni de suficiencia, sólo tratando de interpretar un sentir colectivo--, tales como sectarismo,  precariedad  de  democracia interna,  inconsistencia en materia de estudio y formación ideológica, carencia de crítica y autocrítica metódica así como de consecuencia en la lucha por el indispensable rigor ético revolucionario,  y prácticas organizativas que dificultan la relación orgánica con las masas; debilidades parecidas pudiere haber también en organizaciones de otro tipo, y en todos los casos es preciso luchar por superarlas; 

b) los partidos revolucionarios cumplieron un fundamental rol en la lucha contra la estructura de poder oligárquico-imperialista y pueden seguir cumpliéndolo, pero ya no como antes: en las condiciones del proceso bolivariano deben torcerle el cuello al sectarismo; deben ser facilitadores, impulsores, promotores de participación; deben actuar como orientadores y educadores que a su vez se orientan y se educan, y, esencialmente a partir de ahora,  deben trabajar hacia la  confluencia  en  un solo  cauce   de   todas   las   organizaciones  populares consecuentes,  es  decir,  hacia la construcción  de  la  herramienta de acción política global del pueblo o partido unido de la revolución; 

c) las bases iniciales de  la  unidad están claras: la Constitución Bolivariana, cuyo texto expresa las necesidades de cambio de este tiempo histórico y posee los mecanismos para ponerse al día y seguir avanzando; el pensamiento del Libertador, en toda la amplitud arriba descrita, luz inapagable, y el liderazgo del Presidente Chávez, que traza con audacia y lucidez la estrategia y la táctica de la liberación nacional rumbo al socialismo; 

d) naturalmente, la unidad estructural se forja en la acción revolucionaria conjunta: práctica y teoría, organización y combate, estudio, análisis y debate, los escenarios sociales, la historia, las ideas y concepciones de justicia y liberación, los hechos y sus protagonistas, los triunfos y las derrotas; 

e) los partidos revolucionarios deben, naturalmente, discutir este problema en profundidad, pero el avance hacia la unidad parece ser la decisión lógicamente consecuente, pues: 

f) ¿Es ésta la revolución de liberación nacional de Venezuela, o no? ¿Es o no el proceso que está abriendo los caminos del poder al pueblo, llamándolo a asumir la participación democrática, el protagonismo de su historia? ¿Es o no el hecho político que estalló para transformar la sociedad y viene recuperando la memoria histórica, sembrando la moral y las luces, incluyendo a los excluidos y organizando a las masas despojadas de sus riquezas y derechos para conquistar la mayor suma de felicidad posible? ¿Es o no la respuesta a los depredadores de nuestros recursos, a los que trazaban nuestras políticas, a quienes pusieron, envilecieron y quitaron gobiernos, a los explotadores del trabajo, a los imperialistas y los oligarcas? ¿Es o no la expresión de las aspiraciones recónditas de la gente, de fraternidad, solidaridad, amor y vida digna, aspiraciones que implican la superación del modo capitalista de existencia y por consiguiente la lucha por el socialismo? ¿Es o no la puesta al día del proyecto  bolivariano  de  patria  grande, soberana  y  libre? ¿Es o no el pueblo --es decir, el conjunto de clases y capas nucleadas alrededor de la clase obrera--, es o no el sujeto fundamental de este proceso?; 

g) la decisión de mantener tienda aparte tendría que interpretarse como respuesta negativa a estos interrogantes, implicaría la disposición a trabajar por otra revolución, “la verdadera”, sería rendir culto al instrumento y ponerse de espaldas al pueblo y a la situación concreta; 

h) toda la inmensa riqueza de conocimientos, experiencias, facultades analíticas, capacidades organizativas y valores éticos que esos camaradas atesoran debe orientarse al fortalecimiento orgánico e ideológico del partido unido que la revolución requiere: un partido para las tareas históricas planteadas, para cambiar la estructura de la sociedad, buscar la emancipación social y erradicar la explotación del hombre por el hombre; un “partido de masas que construya cuadros”, según la recomendación gramsciana, y “que viva y se desarrolle en la concreción del proceso histórico”, según la de Vladímir Uliánov; un partido que exprese la voluntad de las masas, sea un auxiliar, potenciador y continuador del líder y ayude a forjar las victorias que alumbren el porvenir.

Notas

(*) Se ha iniciado un proceso de reforma constitucional que profundizará estos logros.

(**) El presidente ha lanzado hace poco lo que puede ser el comienzo de este proceso.
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