viernes, 27 de abril de 2007

El caso Gramsci

Attilio Folliero y Cecilia Laya, Caracas 27/04/2007

Vease tambien: Hugo Chávez habla de Antonio Gramsci (Vídeos)

El 27 de abril 1937 muere Antonio Gramsci, uno de los fundadores del Partido Comunista de Italia (PCd'I) y uno de los pensadores que mas influencia tiene sobre Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana. Gramsci, pero representa un caso todavía abierto en la historia del comunismo, del cómo termina preso y del porque se dejò solo.

En la foto a la izquierda la coautora de este articulo, Cecilia Laya, delante un cuadro de Gramsci en una sede del ya exinto Partido Comunista Italiano en Lucera, Italia, Año 2001.

El caso Gramsci

Palmiro Toglietti surge al rol del hombre más importante del Partido Comunista de Italia, luego que Antonio Gramsci terminara en la cárcel, por el régimen fascista. Desde los años veinte Togliatti no es solamente el portavoz a Mosca de los intereses de los comunistas italianos, más bien es el hombre de confianza de Stalin hacia los comunistas italianos. En el interior del PCd'I de los años vente, Palmiro Togliatti asume el rol de domar la resistencia hacia el nuevo curso staliniano de Moscu del fundador del Partido Comunista de Italia, Amedeo Bordiga y de su sucesor como secretario, Antonio Gramsci, ambos muy criticos hacia Stalin.

El 22 de febrero del 1926, durante el VI Plenum extendido del KOMINTERN, hubo un encuentro a Mosca entre Stalin y los italianos, para discutir sobre los puntos de disenso que habían emergido durante el  XIV congreso del Partido Bolchevice realizado en Mosca desde el 18 hasta el 31 de diciembre del 1925.

En este entonces, Amedeo Bordiga contesta duramente Stalin por sus métodos utilizados contra sus opositores y el régimen de terror que ha instaurado para reprimir la oposición interna.

Palmiro Togliatti interviene para declarar su disociación hacia las palabras de Bordiga, para declarar su fidelidad a Stalin y confirmar que la experiencia del Partido Comunista Ruso representa una guía.

En una Relación secreta sobre el comportamiento del compañero Bordiga, que el envía a la secretaria del Partido Comunista de Italia, después de este encuentro en Moscú, pide la marginación de Bordiga.

La ruptura con Antonio Gramsci llega en el octubre del 1926, año decisivo en la lucha para la sucesión a Lenin, muerto en el 1924. Stalin, con a lado Bucharin mueve contra el cartel de los opositores, capitanatos por Trotzky y Zinobiev.

El 14 de octubre Gramsci, a nombre del buró político del partido, envía una carta a Togliatti, representante italiano en la Internacional Comunista (KOMINTERN) para consignarla a los vértigos del PCUS. En esta carta no se pone en discusión el rol subalterno del PCI al PCUS y ni que Stalin tenga razón. Simplemente se critican las modalidad con la cual Stalin se adueña del partido. Togliatti se niega a enviar la carta al PCUS y a la respuesta filostalinista de Togliatti, Gramsci responde con una durísima carta personal a Togliatti el 26 de octubre, en la cual acentuó su polémica hacia Stalin. Esta carta fue publicada en 1938 por Angelo Tasca pero hay que esperar el 1964 para que Togliatti, cuando estaba para morir la autenticase y dijera que era cierto que esta carta le fue enviada por Gramsci y esto con una duplice razon: primero demostrar con esta carta su fidelidad al régimen soviético, en un momento en el cual el era critico hacia Krusciov, del cual pedía la destitución; y la otra razón para devaluar el carisma de Gramsci y en síntesis pasar a la historia como el verdadero fundador del Partido Comunista italiano.

El justificó la razón de no consignar la carta de Gramsci con el hecho que los eventos habian superado el contenido de la carta. El explica que la oposición a Stalin ya no existía; todos los opositores se había alineado con el pensamiento de Stalin.

La verdad es otra: el mismo Togliatti se puso definitivamente a lado de Stalin y es uno de los mas activo en contra de la oposición a Stalin: el mismo recoge firmas para la destitución de Zinobiev como presidente del KOMINTERN. Es decir mientras él representa al Partido Comunista Italiano en Moscú, él lleva adelante decisiones diferentes de la que el partido, con jefe Gramsci estaba tomando en Italia.

Gramsci no hubiera aceptado el punto de vista de Togliatti y seguramente en el encuentro del PCI fijado por el mes de noviembre en Valpolcevera, cerca de Genova con el representante del KOMINTERN Jules Humbert-Droz hubiera defendido su posición (que era la del partido) es decir oponerse a los métodos de Stalin para aniquilar la oposición.

Este encuentro no se llevo a cabo en cuanto Antonio Gramsci cayó preso el 8 de noviembre. Se abre así lo que pasará a la historia como “Caso Gramsci”. Desde el principio los dirigentes comunistas italianos sospechan de la caída de Gramsci, de cómo Gramsci hubiera podido ser preso.

Una cosa es cierta la prisión de Gramsci no solo hace caer la polémica del PCI con Moscú, mas bien abre la vía a Togliatti para ser el dueño absoluto del Partido Comunista Italiano.

No solo: es muy inquietante lo que sucede después a Gramsci. Cuando ya esta en la cárcel, a la vigilia del proceso, le llega una carta desde Moscú con la cual se le informa de la política comunista internacional, como si el tuviera voz en la decisiones que se tomaban en Mosca. Esta carta enviada desde Mosca por Ruggiero Greco agrava la posición procesal de Gramsci.

En una carta que el mismo Gramsci escribe a su esposa adumbra sospecha que esta carta fue querida por el mismo Togliatti para hacerlo pasar mas importante de lo que era y para agravar su posición procesal.

El juez en el momento que le consigna esta carta le comenta: “Diputado Gramsci, usted tienes amigos que desean que se quedara en la cárcel por mucho tiempo”.

Este episodio se quedara en la mente de Gramsci tanto es que cuatros años después, en una carta a su cuñada Tatiana, hace referencia a “algunos estupidos” que escriben cartas peligrosas (el Grieco) y a otros “menos entupidos” que los inspiraron (con referencia a Togliatti, del cual el Grieco es estrecho colaborador).

Además de las sospechas de cómo termina preso, Gramsci es dejado en el estado de abandono total por el partido. La única iniciativa recibida es esta de la carta que significa el agravarse de su posición.

Todos los tentativos de intercambiar el prisionero Gramsci caen en el nada. Las negociaciones entre el gobierno de Roma y de Moscu nunca llegan a concretizarse en un intercambio de prisioneros.

Gramsci en 1906
Gramsci en 1920
Gramsci en 1933

El "olvido" de Gramsci

El Gramsci critico de Stalin y Togliatti "desaparece" después de la guerra. Togliatti, jefe absoluto del Partido Comunista Italiano, después de la guerra hace desaparecer toda la critica que Gramsci movía a Stalin y al mismo Togliatti, así como hace desaparecer cualquier referencia a Trotzky, a la izquierda Alemana de Rosa Luxemburg y la izquierda italiana representada por Amedeo Bordiga.

De hecho Gramsci y Bordiga se acercan fraternalmente durante sus estadías en la cárcel, así como lo demuestran las cartas de Gramsci.

Para Togliatti, envés Bordiga es simplemente un ¡protegido por el fascismo!

Como ha sido reconstruido por Massimo Caprara, Togliatti cuando entra en poseso de los escrito de Gramsci “Cuadernos desde la carcel” el 25 de abril del 1941 escribe al secretario del KOMINTERN Georgi Dimitriov:”Los cuadernos de Gramsci, que yo he profundamente estudiado contienen materiales que pueden ser utilizado solo después de una grande elaboración. Sin esta elaboración estos escritos no pueden ser utilizados y mas hay algunas partes que pudieran ser de daño para el partido”

La información dada sobre los evento relacionado con Gramsci y relatado por Angelo Tasca, ha siempre sido ignorada por los históricos oficiales.

Los históricos oficiales como Paolo Spriano y hasta hoy Giuseppe Vacca han siempre negado la “roptura” entre Togliatti e Gramsci.

Una cosa es cierta: después de caer preso de los fascistas, Togliatti nunca se dirige a Gramsci ni con carta de nivel personal, ni directamente, ni indirectamente por intermedio de otra persona.

Y por parte suya, Gramsci, en sus 428 cartas que escribe desde la cárcel, nunca hace una referencia a Togliatti. Lo ignora por completo.

El único contacto que interviene entre Gramsci y Togliatti - para decir -es cuando Togliatti envié a la cárcel el hermano de Gramsci, Gennaro Gramsci, para informarlo de la expulsión de Leonetti, Tresso y Ravazzoli y saber su opinión. Gennaro Gramsci pero no refiere a Togliatti de la opinión muy critica del hermano, porque teme la reacción hacia el hermano.

En realidad el comportamiento de Togliatti hacia Gramsci viene utilizado por el mismo PCUS como una especie de recato personal.

En 1940 en una memoria biográfica sobre Togliatti se reporta una citación al KOMINTERN de la viuda de Gramsci, Giulia Schucht, en la cual se dice: “Gramsci consideraba Palmiro Togliatti un personaje ambiguo que no ameritaba ninguna consideración”.

Togliatti publica las obras (los cuadernos) de Gramsci pero con una revisión tale que lo hace aparecer como el precursor de la vía italiana al socialismo. Mientras los escritos publicados en el diario “Orden Nuevo” no fueron publicados sino con muchos años de retraso, solamente en el 1966.

En sustancia el verdadero pensamiento de Gramsci desaparece del panorama político italiano y hasta cae en el olvido mas total.

Familia Schucht en 1912
Julia Schucht en 1920
Palmiro Togliatti

¿Porque es importante averiguar el “caso Gramsci”?

En la famosa Carta de Gramsci del 1926 (a final de este articulo) a nombre del Buró Político del PCd’I al Buró central del PCUS en realidad Gramsci no se pone en contra de Stalin y a favor de Trotsky, simplemente critica sus métodos represivos hacia las oposiciones. En una anterior carta del 1924 fue mucho mas critico y exalto mucho más la figura y el rol de Trotsky.

Togliatti se niega a enviar esta carta al PCUS y responde que no es suficiente estar a lado de Stalin, más bien es necesario adherir sin limitación alguna a la mayoría (representada por Stalin). Gramsci le responde: “Tu manera de razonar me ha dejado una impresión muy penosa”.

La diferencia entre Gramsci y Togliatti es política. En el 1928-1930 su disenso en neto. No hay necesitad de llamar testigos o documentos es suficiente acordar sus luchas en el interior del PCI para liberarlo de posiciones sectarias. A estas luchas fue convencido gracias a las discusiones a Moscú con los dirigentes de la Internacional Comunista, entre los cuales Trosky. Esta lucha culmina con sus tesis en el congreso del PCd’I a Lione (en 1926).

De hecho Gramsci no esta de acuerdo con todas las tesis de la Internacional Comunista, caída en las manos de Stalin. El mayor crimen de Togliatti (y del grupo dirigente del PCI que adherí a lo estalinismo) es que reintrodujo en el partido el concepto de colaboración de clase, contra el cual había luchado el grupo fundador del PCd’I, que se separó en el 1921 desde el Partido Socialista para dar vida al Partido Comunista de Italia. Según esta ideología, que Togliatti aplico en la Italia del posguerra, los comunistas pueden colaborar o participar a gobiernos con la burguesía progresista. Esta política se experimento en los años treinta con los Frentes Populares en Francia y España y después de la segunda guerra mundial en Italia, colaborando en la reconstrucción del Estado Burgués.

En contra de esta teoría el marxismo revolucionario, desde Marx y Engels, ha siempre luchado en razón de la inconciliabilidad de los intereses de las clases.

Es por esto que es importante el debate sobre el caso Gramsci y la ruptura entre Togliatti y Gramsci, que no puede ser considerada una simple cuestión entre comunistas italianos. Es una posición política importante por la lucha de los comunistas en general. Por un lado la tesis de la conciliación de clase experimentada por Togliatti en los gobiernos de conciliación nacional que se dieron en la Italia del posguerra y por el otro las tesis marxista de Gramsci de la inconciliabilidad de las clases.

Cuando Gramsci esta en la cárcel, no hubo grandes tentativos para liberarlo. Las hermanas Schucht (Julia esposa de Gramsci y su hermana Tatiana) después de la muerte de Gramsci continuaron a interesar del caso Gramsci las autoridades soviéticas evidentemente porque convencidas que no solo se había cometido una injusticia hacia Gramsci, mas bien había algo que parecía a una traición. El caso Gramsci cayo en el olvido en el clima de terror que se instauro en Moscú durante el Estalinismo.

Los documentos que quedan sobre este caso se deben a los escritos y relaciones escritas por Estela Blagoeva, secretaria del jefe del Komintern, Georgj Dimitrov. Por medios de estos documentos sabemos que las hermanas continuaron a luchar y pedir de ser escuchadas; los gritos de las hermanas Schucht no jedaron sin ser escuchada: se abrió un contencioso que llamó en causa no solo el Grieco, autor de la carta que terminó por agravar la posición procesal de Gramsci, mas bien el mismo Togliatti. Ya en el Junio 1938, cuando Tatiana se encontraba todavía en Italia, la Blogoeva informaba Dimitrov de las acusaciones hacia el Grieco. Pero cuando Tatiana vuelve a Mosca, muy probablemente en diciembre del mismo 1938, la cuestión pasa a ser mas delicada. En el marzo del 1939, devolviendo una respuesta a Dimotrov en relacion al “caso Gramsci-T”, la Blagoeva sostiene fundadas las acusaciones de las hermanas Schucht hacia Togliatti. Esta convinción derivaba también por las declaraciones de Sraffa, para el cual Gramsci en sus sospechas “pensaba a T” y también por el hecho que la carta del Grieco no podía haber estada escrita sin la aprobación de T”.

La Blagoeva termina escribiendo un verdadero dossier a cargo de Togliatti en el septiembre 1940, en el cual se le acusa de no haber tenido una conducta limpia en la cuestión de la liberación de Gramsci.

También hay una carta escrita por Evgenia (la mayor de las tres hermanas) y Julia a Stalin en el diciembre 1940. En la carta las hermanas reconstruyen sus acciones y su determinación y si aun no aparece el nombre de Togliatti no cabe duda de quien se habla en esta carta. En esta carta describen como Gramsci pensaba que había que dirigirse directamente a los soviéticos dejando por fuera los intermediarios italianos (aun no lo citan se refieren a Togliatti).

El secretario de Stalin, Poskrebysev, envió la carta a Dimitrov. El Comintern tomó la decisión de tutelar las cartas de Gramsci, a pedido de las hermanas Schucht, pero no se pronunció sobre los demás asuntos, o sea que Togliatti era culpable. Fue un modo diplomático para salirse del caso que podía comprometer a Togliatti.

Pero en el Julio del 1941, Dimitrov en su Diario escribió de haber decidido, junto a Dolores Ibarruri de excluir Togliatti por las “cuestiones secretas” a causa de su inconfiabilidad política. Togliatti pasaba a ser un hombre con el cual no se podía confiar.

Probablemente la guerra entre los soviéticos y la Alemania nazista fue decisiva en el cerrar el caso Gramsci y dejar a lado las sospechas sobre Togliatti.

Hoy a setenta años de la muerte de Gramsci, el caso Gramsci tiene su importancia, como dicho. A raíz del caso estaban las divergencias políticas: por un lado la posición conciliatoria de Togliatti, que de hecho en la Italia del posguerra adopta una política de conciliación por el otro la tesis marxista de Gramsci sobre la inconciliabilidad entre las clases sociales. Por Gramsci no es posible la unión entre clases burgués y proletariado. Es claramente fundamental por los marxista verdaderos este aspecto, que la historia ya se ha encargado de demostrar:  la lucha de clase es inconciliable.

Attilio Folliero y Cecilia Laya, 27/04/2007

Carta de Antonio Gramsci al Comité Central del Partido Comunista Soviético (Octubre 1926)

Queridos camaradas:

Los comunistas italianos y todos los trabajadores conscientes de nuestro país han seguido siempre con la mayor atención vuestras discusiones. En vísperas de cada congreso y de cada conferencia del P.C.R. hemos estado siempre seguros de que, a pesar de la aspereza de las polémicas, la unidad del Partido no se hallaba en peligro; aún más, estábamos seguros de que al alcanzar una superior homogeneidad ideológica y orgánica, a través de tales discusiones, el Partido estaría mejor preparado y dotado para superar las múltiples dificultades inherentes al ejercicio del poder en un Estado obrero. Hoy, en vísperas de vuestra XV Conferencia no tenemos la misma seguridad que en el pasado; nos sentimos irresistiblemente angustiados; nos parece que la actual postura del bloque de las oposiciones y la dureza de las polémicas en el P.C. de la URSS exigen la intervención de los partidos hermanos. Es precisamente esta profunda convicción la que nos impulsa a dirigiros esta carta. Podría suceder que el aislamiento en que nuestro Partido se ve forzado a vivir nos haya llevado a exagerar los peligros que se refieren a la situación interna del Partido Comunista de la URSS; en todo caso no son exagerados nuestros juicios sobre las repercusiones internacionales de esta situación y, como internacionalistas, queremos cumplir con nuestro deber.

La situación interna de nuestro partido hermano de la URSS nos parece diferente y mucho más grave que en las precedentes discusiones, porque hoy vemos producirse y verificarse una escisión en el grupo central leninista que ha sido siempre el núcleo dirigente del Partido y de la Internacional. Una escisión de este género, independientemente de los resultados numéricos en las votaciones del Congreso, puede tener las más graves repercusiones, no sólo si la minoría de oposición no acepta con la máxima lealtad los principios fundamentales de la disciplina revolucionaria del Partido, pero también si sobrepasa, en el curso de su lucha, ciertos límites que son superiores a toda la democracia formal.

Una de las más preciosas enseñanzas de Lenin ha sido la de que debemos estudiar mucho los juicios de nuestros enemigos de clase. Pues bien, queridos camaradas, lo cierto es que los periódicos y los hombres de Estado más notables de la burguesía internacional contemplan atentamente este carácter orgánico del conflicto existente en el núcleo fundamental del Partido Comunista de la URSS, cuentan con la escisión de nuestro partido hermano y están convencidos de que la misma llevará a la disgregación y a la lenta agonía de la dictadura proletaria, que esa escisión determinará esa catástrofe de la revolución que no lograron las invasiones y las insurrecciones de los guardias blancos. La misma fría circunspección con que hoy la prensa burguesa trata de analizar los acontecimientos rusos, el hecho de que procure evitar, en lo que le es posible, la violenta demagogia que le caracterizaba en el pasado, son síntomas que deben hacer reflexionar a los camaradas rusos, hacerles más conscientes de su responsabilidad. Hay aún otro motivo por el que la burguesía internacional cuenta con la posible escisión, o con la agravación de la crisis interna del Partido Comunista de la URSS. El Estado obrero existe en rusia ya desde hace nueve años. Es cierto que sólo una pequeña minoría de las clases trabajadoras, e incluso de los mismos partidos comunistas en los otros países, está en condiciones de reconstituir en su conjunto todo el desarrollo de la revolución y de encontrar, incluso en los detalles que constituyen la vida cotidiana del Estado de los Soviets, la continuidad del hilo rojo que conduce hasta la perspectiva general de la construcción del socialismo. Y esto no exclusivamente en aquellos países en que no existe la libertad de reunión y la libertad de prensa ha sido completamente suprimida o está sometida a limitaciones inauditas, como en Italia (donde los tribunales han secuestrado y prohibido la impresión de los libros de Trotsky, Lenin, Stalin, Zinoviev y, últimamente hasta del Manifiesto Comunista), sino también en los países en que aún nuestros partidos tienen la libertad de proporcionar a sus militantes y a la masa en general una documentación suficiente. En esos países, las grandes masas no pueden comprender las discusiones que tienen lugar en el Partido Comunista de la URSS, particularmente cuando alcanzan la violencia actual y afectan no a un aspecto de detalle, sino a todo el conjunto de la línea política del Partido. No sólo las masas trabajadoras en general, sino la misma masa de nuestros partidos ven y quieren ver en la República de los Soviets, y en el Partido que está en el gobierno, una única unidad de combate que actúa en la perspectiva general del socialismo. Y sólo en cuanto las masas occidentales europeas ven a Rusia y al partido ruso desde este punto de vista, aceptan voluntariamente, y como un hecho históricamente necesario, que el Partido Comunista de la URSS sea el partido dirigente de la Internacional, sólo por eso hoy la República de los Soviets y el Partido Comunista de la URSS constituyen un formidable elemento de organización y de propulsión revolucionaria.

Los partidos burgueses y socialdemócratas, por la misma razón, explotan las polémicas internas y los conflictos existentes en el Partido Comunista de la URSS; quieren luchar contra la influencia de la Revolución rusa, contra la unidad revolucionaria que en todo el mundo se está forjando en torno al Partido Comunista de la URSS. Queridos camaradas, es sumamente significativo que en un país como Italia, donde las organizaciones estatales y del partido del fascismo logran aplastar toda manifestación importante de vida autónoma de las grandes masas obreras y campesinas, es significativo que los periódicos fascistas, especialmente en las provincias, estén llenos de artículos, técnicamente bien elaborados para la propaganda, con un mínimo de demagogia y expresiones injuriosas, en los que se busca demostrar, con evidente esfuerzo de objetividad, que en la actualidad, según las mismas manifestaciones de los líderes más conocidos del bloque de la oposición del Partido Comunista de la URSS, el Estado de los Soviets está transformándose, de toda evidencia, en un puro Estado capitalista, y que, por tanto, en el duelo mundial entre fascismo y bolchevismo, el fascismo prevalecerá. Esta campaña, si bien muestra cuán enorme es la simpatía de que goza la República de los Soviets en las grandes masas del pueblo italiano, que en algunas regiones no recibe desde hace seis años más que escasa literatura ilegal del Partido, también muestra que el fascismo, que conoce muy bien la real situación interna italiana, ha aprendido a trabajar con las masas y procura utilizar la postura política del bloque de las oposiciones para romper definitivamente la firme hostilidad de los trabajadores al gobierno de Mussolini y para conseguir, al menos, un estado de ánimo en el que el fascismo aparezca como una ineluctable necesidad histórica, no obstante la crueldad y las calamidades que le son inherentes.

Nosotros creemos que en el marco de la Internacional, nuesto Partido es el que más resiente las repercusiones de la grave situación existente en el Partido Comunista de la URSS. Y no sólo por las razones expuestas que son, digamos, externas, relacionadas con las condiciones generales del desarrollo revolucionario en nuestro país. Sabéis que todos los partidos de la Internacional han heredado, de la vieja socialdemocracia y de las diferentes tradiciones nacionales existentes en cada país (anarquismo, sindicalismo, etc.) una masa de prejuicios y de motivos ideológicos que representan la causa de todas las desviaciones de derecha y de izquierda. En estos últimos años, y particularmente después del V Congreso mundial, nuestros partidos estaban llegando, a través de una dolorosa experiencia, de crisis dolorosas y extenuantes, a una efectiva estabilización leninista, estaban convirtiéndose en verdaderos partidos bolcheviques. Nuestros cuadros proletarios estaban formándose en la base, en las fábricas; los elementos intelectuales estaban siendo sometidos a una rigurosa selección y a la prueba severa y dura del trabajo práctico, en el terreno de la acción. Esta reestructuración se operaba bajo la guía del Partido Comunista de la URSS, en su complejo unitario, y de todos los grandes dirigentes del Partido de la URSS. Pues bien, la agudeza de la actual crisis y la amenaza de escisión, abierta o latente que entraña, paraliza este proceso de desarrollo y de reestructuración de nuestros partidos, cristaliza las desviaciones de derecha e izquierda, retarda una vez más el éxito de la unidad orgánica del Partido mundial de los trabajadores. Y es particularmente sobre este aspecto que consideramos nuestro deber de internacionalistas llamar la atención de los camaradas más responsables del Partido Comunista de la URSS. Camaradas, en estos nueve años de historia mundial habéis sido el elemento organizador y propulsor de las fuerzas revolucionarias de todos los países; la misión que habéis desempeñado no tiene precedentes en toda la historia del género humano que puedan comparársele por su amplitud y profundidad. Pero hoy estáis destruyendo vuestra propia obra, estáis degradando y corréis el riesgo de anular el papel dirigente que el Partido Comunista de la URSS había conquistado bajo el impulso de Lenin; nos parece que la violenta pasión de las cuestiones rusas os hace perder de vista los aspectos internacionales de las propias cuestiones rusas, os hace olvidar que vuestros deberes de militantes rusos pueden y deben ser realizados sólo en el marco de los intereses del proletariado internacional.

El Buró Político del PCI ha estudiado con la máxima prontitud y atención que le eran posible todos los problemas que están hoy en discusión en el Partido Comunista de la URSS. Las cuestiones que hoy se os plantean a vosotros, pueden plantearse ante nosotros mañana. También en nuestro país las masas rurales constituyen la mayoría de la población trabajadora. De otra parte, los problemas inherentes a la hegemonía del proletariado se nos presentarán de forma manifiestamente más compleja y aguda que en la propia Rusia, porque la densidad de la población rural en Italia es enormemente más grande, porque nuestros campesinos cuentan con una riquísima tradición organizativa y han conseguido siempre hacer sentir muy sensiblemente su peso específico de masa en la vida política nacional, porque en nuestro país el aparato organizativo eclesiástico tiene dos mil años de tradición y se ha especializado en la propaganda y en la organización de los campesinos, de modo inigualado en cualquier otro país. Si bien es verdad que nuestra industria está más desarrollada y que el proletariado tiene una notable base material, también es cierto que esta industria no cuenta con materias primas en el país y se halla, en consecuencia, más expuesta a las crisis; por ello el proletariado sólo podrá desempeñar su función dirigente si muestra gran espíritu de sacrificio y se libera plenamente de todo residuo de corporativismo reformista o sindicalista.

Desde este punto de vista realista, y que nosotrso creemos leninista, el Buró Político del PCI ha estudiado vuestras discusiones. Hasta ahora hemos expresado una opinión del partido sólo sobre la cuestión estricta de la disciplina de las fracciones, queriendo atenernos a la recomendación que hicísteis después del XIV Congreso de no trasladar la discusión de vuestros problemas a las secciones de la Internacional. Declaramos en este momento que consideramos fundamentalmente justa la línea política de la mayoría del C.C. del Partido Comunista de la URSS y que en este sentido se pronunciará, evidentemente, la mayoría del partido italiano si fuera necesario abordar la cuestión. No queremos, y lo consideramos innecesario, hacer agotación, propaganda, con vosotros y con los camaradas del bloque de las oposiciones. No haremos una lista de todas las cuestiones particulares, con nuestro juicio al lado de cada una de ellas. Repetimos que nos impresiona que la posición de las oposiciones afecte al conjunto de la línea política del C.C., al corazón mismo de la doctrina leninista y de la actividad política de nuestro Partido de la Unión. Lo que se discute es el principio y la práctica de la hegemonía del proletariado, son las relaciones fundamentales de alianza entre obreros y campesinos lo que se pone en discusión y en peligro, es decir, los pilares del Estado Obrero y de la Revolución. Camaradas, no se ha visto jamás en la historia que una clase dominante, en su conjunto, tenga condiciones de existencia inferiores a las de ciertos elementos y estratos de la clase dominada y supeditada. La historia ha reservado esta inaudita contradicción al proletariado; en esta contradicción residen los mayores peligros para la dictadura del proletariado, particularmente en los países donde el capitalismo no había alcanzado un gran desarrollo y no había logrado unificar las fuerzas productivas. Y es de esta contradicción, que de otra parte aparece también bajo ciertos aspectos en algunos países capitalistas en los que el proletariado ha alcanzado objetivamente una elevada función social, de donde nacen el reformismo y el sindicalismo, el espíritu corporativo y las estratificaciones de la aristocracia obrera. Y sin embargo, el proletariado no puede convertirse en clase dominante si no supera con el sacrificio de los intereses corporativos esta contradicción, no puede mantener su hegemonía y su dictadura si, pese a haberse transformado en clase dominante, no sacrifica sus intereses inmediatos a los intereses generales y permanentes de la clase. En efecto, es fácil hacer demagogia en este particular, fácil insistir en los aspectos negativos de la contradicción: "¿Eres tú el dominador, oh obrero mal vestido y mal alimentado? o ¿el hombre de la NEP, con su abrigo de pieles y todos los bienes de la tierra a su disposición?" También los reformistas, tras una huelga revolucionaria que ha incrementado la cohesión y la disciplina de las masas, pero que ha empobrecido aún más a los trabajadores, dicen: "¿Para qué haber luchado? Ahora quedáis más arruinados y pobres." Es fácil hacer demagogia en este terreno y es difícil no hacerla cuando la cuestión ha sido planteada en los términos del espíritu corporativista y no en los del leninismo, de la doctrina de la hegemonía del proletariado que se sitúa en una determinada posición y no en otra.

Este es para nosotros el elemento esencial de vuestra discusión, donde reside la raíz de los errores del bloque de las oposiciones y el origen de los peligros latentes contenidos en su actividad. En la ideología y en la práctica del bloque de las oposiciones renace toda la tradición de la socialdemocracia y del sindicalismo, tradición que ha impedido, hasta el momento, al proletariado occidental organizarse en clase dirigente.

Únicamente una firme unidad y una firme disciplina en el Partido que gobierna el Estado obrero puede asegurar la hegemonía proletaria en el régimen de NEP, es decir, en el pleno desarrollo de la contradicción que hemos subrayado. Pero la unidad y la disciplina en este caso no pueden ser mecánicas y forzadas; tienen que ser leales y de convencimiento y no la de un destacamento enemigo prisionero o asediado que no piensa más que en la evasión o en la salida por sorpresa.

Esto, queridos camaradas, es lo que hemos querido deciros con espíritu de amigos y hermanos, aunque se trate de hermanos menores. Los camaradas Zinoviev, Trotsky y Kamenev han contribuido, vigorosamente a educarnos para la revolución, nos han corregido, en ocasiones, con energía y severidad; han sido nuestros maestros. A ellos especialmente nos dirigimos en tanto que principales responsables de la actual situación, porque queremos estar seguros de que la mayoría del C.C. de la URSS no se propone aplastarles en la lucha y está dispuesta a evitar medidas extremas. La unidad de nuestro partido hermano de Rusia es necesaria para el desarrollo y el triunfo de las fuerzas revolucionarias mundiales; para ello todo comunista e internacionalista debe estar dispuesto a hacer los máximos sacrificios. Los perjuicios causados por un error del Partido unido son fácilmente superables; los de una escisión o los de una prolongada situación de escisión latente pueden ser irreparables y mortales.

Con saludos comunistas,

El Buró Político del PCI

Octubre, 1926
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