sábado, 6 de enero de 2007

La Patria Grande entrevista Tito Pulsinelli

La Patria Grande (LPG), 06/01/2007
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D’Alema, “Populismo” e Izquierda suramericana

El ministro de Relaciones Exteriores D’Alema ha estado en visitas oficiales en Brasil, Chile y Perú, recomenzando a tejer una trama de política exterior cimentada en la unidireccionalidad con Washington y Bruselas, reducida a la promoción de las exportaciones. Italia había prácticamente desaparecido de la escena latinoamericana, aventajando a la banca española que se convirtió en la número uno en esas latitudes.

En el diario “Liberazione” del 3 de enero, Angela Nocioni entrevista al ministro D’Alema sobre los tres países latinoamericanos llevados por gobiernos que define como “Light”, y lo interroga sobre las razones de la exclusión de Venezuela, Argentina y Bolivia, con gobiernos que caracteriza como de izquierda radical. LaPatriaGrande.net, preocupada por algunas valoraciones referentes a Venezuela –entre las que se incluye el recurso recurrente al cliché de “populismo”- entrevista a Tito Pulsinelli sobre ciertas afirmaciones superficiales de D’Alema.

LPG: El ministro D’Alema manifiesta repetidamente una marcada identificación con Lula y Brasil, y llega a sugerir que existe una sensible contradicción con Chávez y Venezuela.

Tito Pulsinelli (TP): El máximo jerarca de la Farnesina ignora que Lula fue criticado ásperamente por la oposición venezolana porque –en plena campaña electoral- fue a inaugurar el grandioso puente binacional sobre el Orinoco, y esto fue visto como un abierto e inapropiado apoyo a la reelección de Chávez. Caracas y Brasilia se mueven en plena sintonía en el escenario internacional (ver la elección al Consejo de Seguridad dela ONU), convergen en el reforzamiento acelerado del bloque regional en el Mercosur, y en general sobre la integración latinoamericana. La construcción del gasoducto trans-amazónico  que transferirá el gas desde las costas venezolanas a la Tierra del Fuego, evidencia que existe una concordancia de tipo estratégico, que va más allá la efímera transitoriedad de los gobiernos.

LPG: Sobre el nuevo curso sudamericano y el renovador viento del sur que ha rendido un protagonismo a las izquierdas, es evidente que los predilectos de D’Alema son Brasil, Chile y Perú, que contrapone a los gobiernos de Caracas, Buenos Aires y La Paz, sobre los cuales no cuestiona la legitimidad democrática sino su carácter “populista”. ¿Qué sentido tiene?

TP: Es la óptica un poco bizca con que se observa al sub-continente desde la metrópoli europea, no hay de qué sorprenderse. En el remoto pasado de la anexión de California, Arizona, Texas, etc., a los Estados Unidos, alguien como Engels escribió que “finalmente fueron despojadas a los holgazanes mejicanos”. Es un problema de información, o de consejeros poco actualizados. Ciertamente es un poco fantasiosa la visión de Alan García como un “exponente histórico de la izquierda”, significa ignorar no sólo la cuestión moral, sino que fue electo con el aporte determinante de la derecha liberalista de la oligarquía reaccionaria, y de los sectores urbanos más racistas. La muerte en cama de Pinochet ha hecho evidente que en Chile existe una “democracia protegida”, fruto de un pacto de transición basado sobre la impunidad de los gorilas golpistas. El ejército chileno continúa contando con el derecho sobre 10% de la venta por exportación de cobre, además de los balances asignados a la defensa por los gobiernos de turno. En ningún otro país del continente americano existe un privilegio pretoriano similar. D’Alema elogia el mercado abierto chileno, su modernidad cosmopolita, pero olvida que el precio fue muy alto, y que ha empobrecido a los sectores populares. Olvida que Chile es también Mapuche. En fin, creo que D’Alema suscribe la tradición burocratizada, es izquierda aquella contenida en el álbum de familia de la Internacional Socialista. Allí estaba también Acción Democrática (AD) y Carlos Andrés Pérez cuando en 1989 impuso a capa y espada un “paquete del FMI”, con un costo de miles de víctimas. Es allí donde se hunden las raíces del nuevo curso venezolano.

LPG: D’Alema da algunas señales para la interpretación de eso que él asume como “populismo”. Con la insistencia de la periodista Nocioni, dice: “es que Lula redistribuye una riqueza producida por Brasil, porque es consciente de que para redistribuir la riqueza es necesario crearla a través del desarrollo económico. Redistribuir la renta petrolera es en cambio de hombres menos largos de vista”

TP: Ya estamos en los lugares comunes… Chávez sería como un repartidor automático que distribuye billetes a quienquiera que haga la solicitud… Realmente fue el candidato de la oposición quien distribuyó una tarjeta de crédito –denominada “Mi Negra”- con la que la gente podía pasar a embolsarse el 10% de la renta petrolera al día siguiente a su elección. Los electores han rechazado este “cash” demagógico, prefiriendo la redistribución social bajo la forma de sistema sanitario nacional, instrucción y sistema de pensiones. Era el 35% del balance de 2006, superará el 40% este año. ¿Pero qué debería hacer Chávez? ¿Distribuirlo a la banca o a las multinacionales? En Venezuela se está produciendo tecnología para la agricultura, automóviles, un polo petroquímico, computadoras, maquinaria para la perforación petrolera, etc. Por primera vez no se importará la tubería para oleoductos. Estos proyectos se hacen con asociados que aceptan la coparticipación del 51% de Venezuela, y transferencia de tecnología y patentes al país. La puerta no ha sido cerrada a nadie, pero si China, Irán, Rusia y Brasil aceptan y otros no, se debe a otras razones, no precisamente al cierre del mercado; el venezolano no es una puerta-giratoria como en la cadena Grandes Hoteles de la Bolsa, tiene sus reglas, como en Malasia.

LPG: Pero, ¿qué podría responderse a una afirmación como “Lula redistribuye lo que produce en Brasil?

TP: También el Petróleo, el gas y otras materias vitales se producen en Venezuela, no en la estratosfera. Y para llegar hasta la distribución de gasolina no basta hacer un hueco en la tierra con un palo, como en los tiempos del indio Mara en el lago de Maracaibo. Aquí se extrae y se refina, y PDVSA es una multinacional energética entre las primeras diez del mundo, y la número uno entre aquellas estatales. D’Alema no habla como ministro de relaciones exteriores sino como un hombre político de la metrópoli, sin embargo como tal ignora que en Venezuela nunca existió una burguesía nacional capaz de crear un desarrollo industrial maduro. En Brasil existe y se ve. En 1914, cuando comienza el boom petrolero, Venezuela era un país casi deshabitado, agrícola, sometido al dictador J.V. Gómez, puesto en el poder por las compañías petroleras, de las cuales fue un acérrimo defensor durante 28 años. Es bueno recordar que esta dictadura fue favorecida por el bloqueo naval de las costas y puertos, impuesto por Inglaterra y Alemania, a las que se uniría más tarde Italia, Francia, Holanda, Bélgica y España, que exigían el pago de una deuda usuraria. Los propietarios terratenientes de esta época no supieron echar las bases de una revolución industrial, y más tarde vivieron la ilusión del colonialismo petrolero, prefiriendo la subordinación y vivir a la sombra del Estado. Recibieron créditos sin dar a cambio ningún tipo de desarrollo real.

LPG: Hablas de un período lejano… Juan Vicente Gómez cae en 1935. ¿No cambia después la situación?

TP: Desde 1958 el petróleo generaba al país una tasa fiscal exigua, los beneficios eran apercibidos por las multinacionales del norte, mientras el Estado continuaba funcionando para servir al 10% de la población. La elite recibía subvenciones para la sustitución de importaciones, pero las usaba principalmente para el comercio y las importaciones. Por esto, hasta los años 60, la inmigración italiana era floreciente, se desarrolló la construcción, la pequeña industria de manufacturas metalúrgicas, la fabricación de calzado… Los grandes latifundios eran improductivos y se importaba el 70% de los bienes alimentarios. En Brasil los latifundistas producen para el mercado interno, preferentemente para la exportación, pero producen. Aquí no, son extensiones cercadas con la esperanza de que en el subsuelo se descubra algún yacimiento… D’Alema no tiene idea de lo que es la colonización petrolera en pleno siglo XX,  quizá no es brutal como aquella de la monocultura de los plátanos y cafe, es un proceso de expropiación de los recursos, de la identidad cultural y nacional con una eficacia tremenda. Llega a planificar la economía de manera que los dólares del petróleo regresen automáticamente a su lugar de origen… porque se importa casi todo, hasta los alimentos no Pocos emprendedores, demasiados comerciantes. En los años 60, aquí llegaron a cerrarse los institutos técnicos superiores… no había necesidad de reparar o hacer mantenimiento, se debía comprar todo del extranjero… Creo que ningún gobierno puede revertir una situación similar en unos pocos años, incluso con los consejos de “hombres largos de vista” políticos de la metrópoli industrializada. Ayer el modelo era la Argentinadolarizada de Menem, hoy serìa el neoliberalismo militarizado chileno.

LPG: La entrevistadora hace notar a D’Alema que tanto Chávez como Lula han practicado la redistribución social, pero en un caso es positiva y en el otro criticable. El ministro llega a establecer otra diferencia: “Lula se esfuerza en unir el país, Chávez gobierna incluso a través de la movilización permanente de sus secuaces confrontados a la otra parte del país”

TP: D’Alema habla como un militante, mal informado, seguramente no como ministro. No sé como reaccionaría si un ministro venezolano dijera una cosa similar al Presidente italiano. Como sea, observa otra realidad con la misma lente de aumento válida en su casa. Supone que aquí existe una oposición leal, que acepta las reglas del juego. No, no es así. ¿Hay en Italia televisoras que hagan apologías del golpe de Estado? ¿Desde las cuales se hagan llamados a la insubordinación contra los poderes constituidos? Chávez fue hecho prisionero, pero no pudieron eliminarlo físicamente, ni políticamente, porque la movilización social lo impidió. Los votos han expresado esta dirección política, pero esos que D’Alema ama definir como “poderes fuertes” usan todos los medios, lícitos o no, para invertir la situación. Sin la movilización permanente, los votos –en esta parte del mundo- sirven de poco. ¿Para D’Alema es normal que una parte del país recurra a un bloqueo patronal, tras la máscara del paro, en donde sitien por dos meses los hospitales, incluida la atención de emergencias? ¿Es normal interrumpir las provisiones de víveres por dos meses a las ciudades? ¿Obligar a los ciudadanos a cocinar con leña porque impiden la venta de las bombonas de gas? Si no se defienden los votos se retornará a la deserción electoral.

LPG: A parte de estas razones, D’Alema no ha visitado Caracas por el problema con la paraestatal de los hidrocarburos. Al respecto afirma: “La ENI en Venezuela tiene un contencioso serio, importantes concesiones han sido expropiadas de hecho por el gobierno” ¿Qué piensa de esto?

TP: El gobierno ha aumentado soberanamente las imposiciones fiscales sobre los hidrocarburos y ha establecido nuevas normas. Éstas han sido aceptadas sólo por la Repsol Petrobrás, por la compañía en la que la familia de Bush ostenta un paquete accionario, por los chinos, por los argentinos y noruegos. La ENIes una solitaria excepción y ha empacado sus valijas, otras compañías han ocupado su puesto. Es una cuestión de costos, sin embargo es totalmente impropio hablar de “concesiones expropiadas de hecho”. Es poco diplomático callar en el tema de los grandes contratos de las haciendas italianas en el sector ferroviario, y resaltar –en su lugar- los puntos de fricción.

LPG: Para concluir, D’Alema ha criticado a Chávez por su discurso en la ONU, aseverando que “definir como diablo a alguien, tal como ha hecho Chávez es una tontería” que hace caer en descrédito a Venezuela.

TP: Es una opinión personal del ciudadano D’Alema que –al contrario- encuentra perfectamente normal que Bush afirme que durante el desayuno –cuando no se sirven bebidas alcohólicas- Dios le ha asegurado una vía libre para la invasión de Irak y Afganistán. Son afirmaciones nocivas para la credibilidad de cualquier país. No recuerdo ningún comentario ni siquiera sobre Clinton, cuando en el discurso inaugural de su primera presidencia dijo con seriedad: “hoy celebramos el misterio de la renovación americana, nuestra misión es eterna”. La locuacidad diplomática, o la impertinencia del neoliberalismo de izquierda –se sabe- es asimétrica, variable según la jerarquía de las naciones.
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