En Italia, desde que el señor Silvio Berlusconi decidió dedicarse a la política, en 1994, se habla de conflicto de intereses. En realidad el problema es otro: el latifundismo que existe en el sector de las informaciones. Hablar del conflicto de intereses sólo sirve para desviar la opinión pública del verdadero problema.
Latifundio, del latín latus, que significa amplio y fundus poder, es un término que se refiere específicamente al sector agrícola, para indicar un terreno de grandes dimensiones. El latifundio es un sistema típico del antiguo régimen que en Europa se fue superando progresivamente entre los siglos XVIII y XIX, gracias a la difusión del capitalismo. Sin embargo, el latifundismo persistió en las zonas periféricas y más atrasadas de Europa, como en Italia, hasta la mitad del siglo XX. En efecto, poco después de la segunda guerra mundial, en Italia el sistema feudal estaba difundido de tal manera que, por ejemplo, la familia Torlonia en la Piana del Fucino, poseía extensiones de terreno de 140 Km²; o, en Sicilia, la quinta parte de todos los terrenos agrícolas, estaban en manos de menos de 300 latifundistas (1).