martes, 19 de mayo de 2015

La verdad sobre Yemen

Elsa M. Bruzzone, Buenos Aires, Mayo de 2015



Líder de Ansar Allah Abdel Malik Al Houthi: “La Nación Yemení nunca se rendirá ante la agresión de Al Saud. Responder a esa agresión es el derecho legítimo de la Nación Yemení” 

Portavoz del Ejército Yemení Coronel Sharif Luqman: “El pueblo yemení no estará bajo la tutela de Riad ni de Washington incluso si pierde a sus seres queridos en la ofensivas de Al Saud y sus aliados. Las bárbaras ofensivas del régimen de Al Saud no han logrado que las Fuerzas Armadas yemeníes renuncien a su misión y éstas siguen luchando por su Patria. Los ataques nos han confirmado que el grupo Al Qaeda en Yemen es un importante brazo de Riad”. 


En 2012 se produjo en Yemen un levantamiento popular contra el dictador Alí Abdullá Saleh que gobernaba el país desde hacía treinta años, respondía a Arabia Saudita y a EE UU y era afín con los intereses israelíes. Rápidamente el régimen saudí le prometió inmunidad judicial a cambio de su dimisión. Saleh aceptó y los saudíes le impusieron a Yemen a un colaborador suyo: Abdel Rabbo Mansur Hadi, como presidente de transición.


Los revolucionarios no renunciaron a sus posiciones e insistieron en lograr todas sus demandas democráticas. Se llegó a un acuerdo que fue roto tiempo después por Hadi. En febrero de 2015 terminaba su mandato provisorio. Antes de que ello sucediera presentó su renuncia y luego huyó a Riad, capital de Arabia Saudita, donde anunció que retiraba su renuncia, la cual ya había sido aceptada, y solicitó al régimen saudí y al resto de los países del Golfo Pérsico acciones punitivas contra su propio pueblo. Más tarde exigió a las Naciones Unidas una invasión terrestre a Yemen. ¿Qué nombre debe darse a aquellos que solicitan la destrucción de sus propios pueblos? ¿En qué círculo del infierno los pondría Dante Alighieri? Razón tenía nuestro José Martí cuando afirmaba “… el que manda a los hombres ha de cuidar de ellos, y si no los sabe cuidar, no los puede mandar”. 

En esos momentos, tal como informó el ex Enviado Especial de las Naciones Unidas para Yemen Yamal Benom, las facciones políticas yemeníes estaban a punto de lograr un acuerdo para compartir el poder. Pero el régimen saudí no podía permitir que ello pasara, tampoco EE UU. Y así Arabia Saudita, con el aval norteamericano, organizó la llamada “Tormenta Decisiva”, lisa y llanamente la invasión a Yemen. En la reunión donde se aprobó participaron los Países del Golfo, de ellos sólo Omán no apoyó; Egipto, Sudán, Jordania, Marruecos (no podía ser de otra manera contemplando la persecución que ejerce sobre el pueblo Saharaui que lucha por su independencia y sobre los bereberes y otras minorías); la Presidencia Palestina y Hamas, el gobierno interino de Libia que responde ante el Parlamento de Tobruk; Túnez; Mauritania; Pakistán ( luego cuando la operación se inició se transformó en neutral obligado por su Parlamento); y Turquía Ninguno de los patrocinadores de los grupos terroristas presentes en Siria, Iraq, África quedó afuera (léase Turquía, Qatar, Arabia Saudita, Kuwait, Bahrein, Jordania). Junto a ellos su Amo, EE UU, que brindó y brinda apoyo logístico y de inteligencia, igual hicieron y hacen tres de sus esclavos europeos: Francia, Gran Bretaña e Italia y su gendarme en el Próximo Oriente, Israel; que ha atendido hasta las primeras semanas de mayo en el hospital de Safed, según informaciones suministradas por medios de comunicación israelíes, a 1.300 terroristas que lograron escapar heridos de Siria, Iraq y El Líbano; tal como lo hizo con el jefe del DAESH; Estado Islámico para Occidente, en un hospital ubicado en los Altos del Golán usurpados a Siria. Jordania no le va a la zaga.

El 26 de marzo 100 aviones de Arabia Saudita, 30 de los Emiratos Árabes Unidos, 15 de Kuwait, 10 de Qatar, y 6 de Marruecos iniciaron los bombardeos y el infierno se desató sobre el pueblo yemení. Participan además pilotos mercenarios estadounidenses, franceses, paquistaníes, egipcios e indios que cobran 7.500 dólares por cada vuelo. Al cabo de 25 días de ataques los muertos ascendían a más de 2.640 civiles, de los cuales 143 eran niños y 95 mujeres, algunas de ellas embarazadas; los heridos a 4.300, de los cuales 80 son niños y 143 mujeres: y fueron desplazados de sus hogares entre 120.000 y 150.000 yemeníes según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Al 27 de abril los muertos eran ya 3.512, de ellos 492 niños y 209 mujeres, los heridos 6.189, de ellos 978 niños y 713 mujeres; 4.898 casas destruidas íntegramente; muchas otras con daños parciales… 

Al 15 de mayo, pese a la tregua de una semana anunciada por Riad, los muertos ascendían a 3.979, de ellos 508 niños y 775 mujeres, los heridos a más de 8.000, de ellos 1.104 niños y 932 mujeres; y continuaban los bombardeos permanentes de la aviación saudí sobre 560 viviendas, 932 centros públicos, 34 hospitales y 26 mezquitas. 

Por su parte la Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció al régimen saudí por los bombardeos a hospitales, centros médicos, ambulancias y al personal de los hospitales. También fueron bombardeadas las redes de agua, saneamiento y eléctricas, los canales de televisión, fábricas, aeropuertos y puertos, depósitos de alimentos y combustibles…. 

Amnistía Internacional ha exigido una inmediata investigación internacional por “posibles (en realidad reales) Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad”: El prófugo y asesino Hadi agradeció los ataques, solicitó su reposición como presidente de Yemen, culpó a Ansar Allah y al ejército yemení, que junto a las milicias, los Comités Populares y parte de las tribus defienden a su pueblo, por la crisis y arengó al pueblo a unirse a las milicias cipayas que lo apoyan y al régimen saudí. Los patriotas yemeníes están peleando no sólo contra la coalición sino también contra Al Qaeda cuyos miembros penetraron en Yemen a través de Arabia Saudita que los pertrechó, junto con EE UU e Israel, con equipos militares. El régimen saudí no vaciló en solicitar a los terroristas del Frente Al Nousra, rama de Al Qaeda, que distrajera unos 3.000 de sus elementos presentes en Siria para enviarlos a Yemen. Y como si con todo esto no bastara el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con la abstención de Rusia, ignoró la ilegal invasión saudí a Yemen y en lugar de sancionar a Arabia Saudita impuso un embargo contra los líderes de Ansar Allah y exigió a los patriotas yemeníes cesar su acción y reponer al fugado Hadi en el poder. Mohamed Al Bujati, miembro de Ansar Allah expresó: “Las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas nunca podrán detener el proceso revolucionario de la Nación Yemení para erradicar la corrupción, combatir la red terrorista Al Qaeda y restaurar la soberanía del país”. ( Cabe recordar que desde Yemen se controla el Estrecho de Bab El Mandeb, el acceso al Mar Rojo, y a través de este último al Canal de Suez, por donde pasan los buques petroleros y otros con diversas cargas rumbo a Europa y también a EE UU, cuando este último no utiliza la ruta que bordea África y sube por el Atlántico Sur y el Mar Caribe). El broche de oro lo puso el régimen saudí que premió a sus 100 pilotos con coches de lujo Bentley. ¿Puede esperarse algo diferente de un régimen que practica Terrorismo de Estado contra su propia población, que hace unos años dejó que se quemaran vivas decenas de niñas atrapadas en un colegio porque no hay mujeres bomberas y por lo tanto no pudieron ser salvadas? ¿De un país donde la pena de muerte las torturas, las persecuciones a los disidentes están a la orden del día? No le va a la zaga Bahrein, gigantesca base norteamericana en el Golfo Pérsico. Pregunto, tal como lo hice en “EL Huevo de la Serpiente”, con respecto a Turquía, ¿Qué diferencia hay entre Arabia Saudita y el DAESH y el resto de las organizaciones terroristas que azotan al Próximo Oriente y África? Tampoco hay diferencia entre el régimen israelí y ellos. A pesar del anuncio del Ministerio de Defensa saudí de la finalización de la operación “Tormenta Decisiva” los bombardeos continuaron lo mismo que el apoyo a Al Qaeda, esta vez englobados bajo el título “Restaurar la Esperanza”. 

Yemen ha sido y es una nueva derrota para EE UU y sus esclavos. Un golpe mortal para el régimen saudí que debió y debe resignarse frente a la resistencia y a la perseverancia del pueblo yemení. Para ocultar su desazón Riad sostuvo que los ataques aéreos “han logrado con éxito la eliminación de las amenazas que pesaban sobre Arabia Saudí y los países vecinos”. Según fuentes citadas por el periódico libanés Al Akhbar, el régimen saudí se vio obligado a tomar la decisión de terminar con la operación “Tormenta Decisiva” por cinco razones:

1. Irán alertó a varios países europeos, que a su vez informaron a EEUU y al régimen saudí, que no permanecería de brazos cruzados frente al uso de la violencia excesiva contra civiles. Teherán envió al Mar Rojo un convoy de nueve buques, incluyendo dos navíos de guerra. (El convoy continúa presente).

2. Los servicios de información militar de los países de la coalición árabe y de ciertos países extranjeros informaron del fracaso de 15 intentos de asesinato dirigidos contra los dirigentes de Ansar Allah incluyendo su líder Abdel Malik Al Houthi.

3. Las fuerzas revolucionarias yemeníes llevaron a cabo un ataque en la frontera matando a varios soldados saudíes. (Estas operaciones continúan). Riad impuso una censura informativa total sobre este hecho en un momento en el que el Ministerio del Interior saudí decretó un estado de máxima alerta para contrarrestar cualquier atentado contra instalaciones petrolíferas y económicas en su propio territorio. (Con la continuación de los bombardeos la resistencia yemení ha realizado exitosos operativos contra algunas de ellas).

4. El 20 de abril por la mañana, el Secretario de Estado de EEUU, John Kerry, telefoneó a su homólogo iraní, Mohammad Yavad Zarif, para informarle que Washington estaba dispuesto a convencer a Arabia Saudí para que detuviera la guerra y quería una cooperación en el relanzamiento del proceso político en Yemen.

5. Al mediodía del martes los iraníes recibieron la confirmación de que Arabia había aceptado detener su ofensiva “Tormenta Decisiva”; pero que Riad quería bombardear a los revolucionarios en el Sur con el fin de permitir el regreso a Adén del fugitivo Hadi. El plan actual es desembarcarlo en la porción de territorio yemení dominado por Al Qaeda, al que se ha unido el DAESH.

El príncipe Talal Bin Abdulaziz Al Saud confesó, el 23 de abril, que Arabia Saudita había fracasado en su ofensiva al no haber logrado materializar sus objetivos, entre ellos debilitar a Ansar Allah. Señaló que después de que algunos aliados los dejaron solos y se negaron a participar en los bombardeos “nuestros soldados perdieron el ánimo para seguir en esta guerra e incluso algunos huyeron de los servicios militares”. Esta confesión refuerza lo que fuentes diplomáticas europeas habían informado acerca de la huida de 4.000 soldados saudíes de las bases y zonas fronterizas y que este hecho había obligado al régimen a anunciar el 21 de abril el fin de la primera fase de su ofensiva. (La situación actual es la misma).

Comparto lo que expresara el General Mohammad Ali Yaafari, Jefe de los Guardianes de la Revolución Iraní “Arabia Saudí ha violado con insolencia todos los principios islámicos al atacar un país musulmán que aspira a su independencia y a desembarazarse de toda forma de hegemonía.”

Ansar Allah manifestó que “… los saudíes no han podido tomar por la fuerza el país y tampoco lo podrán hacer por medio de negociaciones políticas”. El terreno político no ha cambiado. El prófugo Hadi es visto ahora como un traidor por el pueblo yemení por su alianza con los saudíes. Los revolucionarios yemeníes, con Ansar Allah a la cabeza, continúan siendo los únicos actores decisivos en los sucesos que ocurren en Yemen dado que no han sido debilitados por las intrigas y complots, los ataques y las falsedades y tergiversaciones. Las fuerzas revolucionarias se han afianzado en el norte, han reforzado su control en la capital, Sanaá, han tomado la segunda ciudad, Adén; y regiones del Sur y del Este pese a los ataques saudíes. Arabia Saudita coronó un acto más de infamia. El Amo y sus esclavos demostraron una vez más que han perdido el honor, la dignidad, la ética, la moral, el coraje, el valor. Continúan sembrando vientos que tarde o temprano se convertirán en tempestades que los arrasarán. 

Para Ustedes, combatientes yemeníes que enfrentan al terrorismo, creado por el colonialismo y el imperialismo; pero también a éstos, mi respeto y solidaridad, porque también para mí como para Ustedes, la Patria y la Nación no son pasiones inútiles. Para ustedes mi saludo ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
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