Orietta Caponi, 28/04/2016
En horas de la noche del 27 de abril, Diosdado Cabello en su programa Con el mazo dando hizo la denuncia acerca de un plan conspirativo a ser cumplido hacia el 15 de mayo y precisó que los conjurados tienen planificado para ese día el brote de disturbios generalizados en todo el país.
De manera que aparece muy claro el objetivo de la oposición golpista de sincronizar el movimiento previsto para mediados de mayo con el necesario “calentamiento de calle” (como paso previo a los disturbios), la correspondiente ola de rumores y la pretendida aplicación al gobierno bolivariano, por parte de la OEA, de la llamada “carta democrática”.
Una confluencia buscada de eventos económicos, políticos, mediáticos y diplomáticos concebidos, organizados, financiados y orquestados claramente desde el exterior, que no pueden tener otro objetivo que el de crear las condiciones para disparar algún tipo de operación encubierta a ser realizada presumiblemente por fuerzas especiales extranjeras, reforzadas por operativos venezolanos.
De acuerdo a la información ofrecida por Diosdado Cabello, la red de conspiradores venezolanos se encuentra en estrecha relación de trabajo con los congresistas de origen cubano Mario Díaz Balart e Ileana Ross-Lethinen, muy conocidos por su obsesión antivenezolana y por su vinculación orgánica con la facción extremista republicana encabezada por factores como Roger Noriega y Otto Reich, directamente responsables de eventos como el golpe de estado en Honduras en 2010.
Esta fanatizada facción de políticos y funcionarios estadounidenses, algunos de ellos de origen latinoamericano, a pesar de ser republicanos y configurar un grupo notoriamente extremista e inclinado a los procedimientos más inescrupulosos, ha gozado no obstante de la protección y apoyo por parte de la Administración Obama para la realización de toda suerte de tropelías contra los gobiernos latinoamericanos que procuran mantenerse independientes de la tradicional hegemonía estadounidense en la región.
Frente a la activa presencia de estos agentes en las actividades conspirativas contra Venezuela cobran pleno sentido las recientes denuncias sobre una reedición en América Latina del tristemente célebre Plan Cóndor, al cual estuvieron vinculados íntimamente muchos de los factores mencionados.
La suerte, en definitiva, parece estar echada y en los días inmediatos pueblo y gobierno bolivarianos muy posiblemente deban enfrentar situaciones que van a exigir gran serenidad y vocación de paz, pero también una firme decisión y capacidad de lucha.
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