Fuente: Círculos Internacionalistas de Zaragoza, 25/04/2017
De aquellos polvos, estos lodazales. En anteriores hojas analizábamos la situación política y su posible complicación. Escribíamos: “…cuando las chispas del gran incendio producido y tolerado en Oriente Medio lleguen, no sólo, a afectar a la orilla sur del Mediterráneo, sino también a las metrópolis europeas”. Ahora pensamos que nos quedamos cortos: la situación actual es un huracán político.
La elección de Trump como máximo dirigente de EE.UU ha convulsionado los gobiernos mundiales. El desconcierto es mayúsculo: se huele el miedo por un futuro plagado de imprevistos (véase ataque unilateral a las bases de Siria). Exactamente lo mismo ocurre en los grandes periódicos. El Financial Times dedicaba una portada clarividente: “La marcha hacia el desorden mundial”. La decepción del Times se hace patente: “Vivimos de nuevo en un tiempo de nacionalismo estridente y xenofobia”. Y continúa: “En un futuro ya convulso, no se excluyen las grandes guerras”.
Trump, no deseado por el establishment, con su “América First” ha conseguido la presidencia con unas posiciones nacionalistas, proteccionistas, y amplísimas dosis xenófobas. A pesar de todo, todavía no muestra su verdadera faz política.
Trump, no deseado por el establishment, con su “América First” ha conseguido la presidencia con unas posiciones nacionalistas, proteccionistas, y amplísimas dosis xenófobas. A pesar de todo, todavía no muestra su verdadera faz política.
En Londres, entre malabares y engaños, tendrán que afrontar cómo abandonar un mercado de quinientos millones de personas. Gran Bretaña ya se prepara para limitar la inmigración; sueña con surcar en solitario las inmensas aguas del mercado mundial, pero el riesgo de encontrarse como un enano entre gigantes es patente.
Un problema parecido ocurre en Francia: aquí, las elecciones tienen otra dimensión y van más allá de la mera elección del Presidente de la República. En París, se está solidificando el eje Franco-Alemán, motor del proceso europeo. Hollande no se presenta; Valsvota a los liberales. En este contexto, el Partido Socialista se disgrega y Marine Le Pen, con sus posiciones anti-europeas, nacionalistas y racistas encabeza los sondeos. La conquista del Elíseo por Le Pen es poco probable por el propio mecanismo electoral pero, a día de hoy, nadie lo cree imposible.
¿Qué sucede en las viejas potencias? Parece ser que la relación de una parte de sus grupos fundamentales ha saltado en pedazos. Y con ello, su tradicional base de masas en la pequeña burguesía, en los estratos intermedios y en grupos consistentes de “aristocracias”salariales. Son grupos sociales que se han beneficiado de la Globalización. Ahora, con la crisis y el ascenso de China, reaccionan de mala manera ante estas consecuencias, ya que les provoca una gran incertidumbre.
Si estos sectores lo pasan mal, mucho peor lo están pasando amplios sectores de nuestra clase; que lo han perdido todo, precisamente, por la ofensiva lanzada desde los poderes de la UE contra los salarios y los derechos en todo el continente. Nosotros, trabajadores internacionalistas, analizamos la evolución del desarrollo desigual capitalista, la crisis y sus consecuencias. Este desigual desarrollo lleva a flujos migratorios históricos y a una violencia ciega y reaccionaria en las metrópolis europeas. Es gasolina sobre fuego. Juego fácil para los demagogos y traficantes del miedo. Este es el viento que mueve las velas del Brexit, de Trump, de Le Pen, etc., etc.
Nuestra base son los asalariados. En su mayoría, tanto en América como en Europa, han elegido la abstenciónen las últimas consultas. En este sentido, es significativo que Le Monde le dedique una portada: “El voto de clase, cada vez más fragmentado”. No somos ilusos. Sabemos perfectamente que la ideología dominante es la de la clase dominante. Nuestra clase, en su inmensa mayoría, está condicionada por la influencia burguesa en todas sus variantes. El abstencionismo de clase en su campo de batalla, podría aumentar o disminuir, pero es un dato político.
Este es el contexto político en el cual nuestra clase celebra el 1 de mayo: un campo de batalla político que, en función de que sepamos desarrollar una correcta estrategia revolucionaria, podremos avanzar y sentar bases más sólidas para las decisivas batallas que, sin duda, deberá afrontar nuestra clase.
El abstencionismo político, una base; el Internacionalismo, una meta.
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