J. Manuel Arango, Clarin de Colombia, 23/06/2016
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Jun 23/16.- La des conceptualización de una sola palabra y tan corta para escribir como es la “paz”, conlleva a que por desconocimiento de causa se esté celebrando la “emancipación” que no se ha dado ni se dará muy a la vuelta de la esquina, por lo menos en mi querido país Colombia. Ya se habla y tenemos que escuchar el estrepitoso sonar de voladores surcando los aires enardecidos de violencia paraestatal, ante el “júbilo inmarcesible” de lo que acaba de acontecer con la firma de los acuerdos entre gobierno y uno de los sectores de la sociedad colombiana como es la insurgencia de las FARC-ep; que no alcanzo a comprender celebrando qué? Si la Paz o la claudicación de una de las tan objeto de apología revolucionaria por la mayoría de aquellos estamentos de la sociedad vulnerada, vilipendiada, aculturizada, criminalizada y tantas cosas mas por parte del régimen y el gran capital, como es la lucha armada parte sino la única, pero si una en la lucha de clases.
La creación de las Farc-EP se remonta a 1966, siendo el grupo insurgente de mayor antiguedad en América Latina
Recuerdo como si hubiera sido ayer, aquel mes de mayo del año 1.964 –algo así como el 27- cuando un comando militar dirigido por el General de la República José Joaquín Matayana incursionaba y atacaba de manera feroz con superioridad en hombres y armamento con el objetivo de exterminar a 48 humildes campesinos marquetalianos liderados por Manuel Marulanda Vélez; armados con escopetas de fistol según me cuentan los lugareños al pasar de los años en el Departamento de Caldas República de Colombia y por el “delito de forajidos terroristas” al reclamar para los campesinos que trabajan y producen la tierra; acceso a la propiedad de las mismas; créditos oportunos y a bajos intereses; condonación de las deudas ante el sistema bancario y estatal; por lo que fueron ganando la simpatía del campesinado y vastos sectores de la sociedad, lo que les hizo merecedores del calificativo de guerrilleros que antes de ser exterminados; fueron evolucionando al pasar de los años de autodefensas campesinas a FARC-Ep en la actualidad.
La desigualdad social de ese entonces hasta nuestros días, incluso ha venido profundizándose cada vez más, acrecentándose la brecha entre ricos y pobres; por lo que el movimiento insurgente aparece como efecto mas no la causa ante la injusticia social, ya que el estado sabiamente si sabia y sabe aplicar y combinar todas las formas de lucha represivas contra el pueblo que clama por sus derechos; por lo que éste también ante la dialéctica revolucionaria y de sobrevivencia, optó por la combinación de todas las formas de lucha en defensa de sus intereses.
La sigla EP de las Farc simboliza el paso de la resistencia defensiva a la ofensiva total hacia la toma del poder político
Entonces lo que se firmó hoy en la Habana Rep Socialista de Cuba entre el Estado colombiano-FARC-Ep, de verdad equivale al fin de la “violencia”? el principio de la tan anhelada paz? ¿la claudicación de una de las formas de lucha? Como si con ese acuerdo prescribieran de una vez y para siempre todas aquellas causas que originaron la lucha armada en nuestro país; significando entonces, que razón tenían los enemigos de la paz, o sea los explotadores del hombre contra el hombre, cuando argumentaban que la violencia existía, por la existencia misma de los movimientos insurgentes y no por la desigualdad y la injusticia social.
¿Acaso, nuestro querido Juan Pueblo tiene derecho a la salud, a la educación, vivienda digna, -mejor dicho, todo lo necesario para una vida digna? ¿Acaso los campesinos ya pudieron tener acceso a la propiedad de las tierras que en otrora fueron de sus ancestros y arrebatadas a sangre y fuego por la mayoría de terratenientes en el país; o una verdadera ley agraria y campesina? Y ni que hablar de la salud, cuando a diario mueren en Colombia centenares de compatriotas por falta de atención médica; - y si lo duda, pregúntese porque el vicepresidente de la República de Colombia, para su tratamiento cerebral debió ir a otro país- o por desnutrición mas de 4.770 Wayus menores de edad muertos en los últimos 8 años ; los desescolarizados son millones; la miseria total es abrumadora que se percibe a cada paso que de por el barrio o la vereda.
Esa es solo una de las formas de lucha del régimen contra mi querido Juan pueblo, negándole sus derechos; y que además esgrime los más recalcitrantes de carácter represivo y económico y demás, con las consecuencias nefastas propias del apartheid o de los campos de concentración nazi o de un régimen dictatorial como lo es el de Colombia, pues esta condición no se mide por el tiempo de permanencia de un “gobernante” en casa de Nariño, sino por sus políticas antipopulares y represivas con la anuencia de la mayoría de los partidos políticos en el gobierno y del gran capital.
¡Bravo, por fin el fin de la violencia en Colombia! ¡Por fin, la paz para los colombianos! Exclamaban este 23 de junio del 2016, millones de colombianos frente a las pantallas de sus televisores desde donde los habilidosos presentadores de las noticias y cajas de resonancia del gran capital y del explotador; señalaban este día como el de la “paz” para los colombianos; pero nunca diciendo para cuales colombianos: ¿Los del poder económico, político, militar, social que aun siguen contra mi pueblo? o ¿Para los millones de colombianos que somos la mayoría con las -NBI- no suplidas?
Claro, no es para menos que estén de plácemes la gran burguesía -aunque como por distracción nos muestren a los uribestias en contra del proceso con afirmaciones del tipo ese llamado Álvaro Uribe que de inmediato salió a decir: “la palabra paz queda herida. Pues estos premios al delito, generan nuevas violencias” como anunciándonos algo que solo el sabe; porque de antemano saben lo mucho que ganaron eliminando de un plumazo y no a tiros como nunca lo pudieron militarmente; a un sector social representativo del pueblo en la lucha por sus reivindicaciones como es el armado; manteniendo su trofeo significativo como son los miles de prisioneros de guerra en las cárceles, militantes y simpatizantes de las guerrillas; y como si fuera poco, a miles de luchadores sociales y defensores de derechos humanos que al no poderles condenar por eso, entonces los indilgaron de “terroristas” o auxiliadores de las guerrillas, para poderles tener tras de rejas; debiendo entonces liberar de inmediato en contraprestación a éste proceso, a esas personas, pero no oí decir algo al respecto en la firma del acuerdo.
Ahora sí que ha quedado mi querido Juan Pueblo servido en bandeja de oro ante la mesa del explotador, para que lo judicialicen injustamente por la protesta social; le bajen sus salarios e incrementen la carestía en la canasta familiar y de servicios públicos; incrementen del 16 al 19% el nefasto IVA y siga manteniendo de manera generalizada el 4 por mil, que es un impuesto para la guerra que debiera ser financiado por la oligarquía y no por el proletariado; indicando entonces que ninguna paz vamos a tener, pues la mayor parte del presupuesto de Colombia va para la guerra mas no para la causa social; además del 4xmil y si hablamos de paz y final del “conflicto” ¿Cómo se justifica esto y la permanencia del escuadrón criminal denominado ESMAD, Paramilitares, bacrin y criminales de cuello blanco en la administración pública?
Interesante si lo del “Acuerdo para el Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo; la Dejación de las armas; las garantías de seguridad y la lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores de Derechos Humanos, movimientos sociales o movimientos políticos, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo, y la persecución de las conductas criminales que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz” pero… ¿esa fue la razón de ser de las Farc-ep? evidenciando que lejos muy lejos quedó entonces de haberse logrado los objetivos que inspiraron la insurrección armada; pues cuando eso y hasta la fecha es por causas más contundentes, ¿Cómo llegar a afirmar que “fin de la violencia” si las autodefensas o paramilitarismo continúan llevando desolación, angustias, crímenes, desapariciones a lo largo y ancho del país? Eso es violencia y de la “buena” porque el régimen colombiano lo sabe, pero no actúa contundentemente para extirpar de una vez por todas ese cáncer que tanto daño le hace a la humanidad; que ahora están tan fortalecidos, que se dan el lujo de exportar hacia piases donde no aceptan órdenes del imperialismo norteamericano. ¡Qué casualidad! ¿No? Pero sí actúan rápido en investigación, judicialización y penalización de líderes de la protesta social, que aún permanecen en las mazmorras malolientes del régimen.
La desigualdad y la injusticia social, son actos de violencia y nada se dice al respecto de cómo eliminarla; porque saben que si se penaliza y castiga a sus autores, lo más probable es que desde casa de Nariño para abajo, muchos terminarían en las cárceles, esas mismas que usan para privar de la libertad injustamente sindicados de “terroristas” a luchadores sociales y defensores de los derechos humanos; como también es violencia, la mayoría del nuevo articulado del Código de policía dándole súper poderes a los integrantes de esta fuerza policial, para reprimir, allanar sin orden judicial, capturar, entre otras más pero no contra el explotador sino contra el explotado que es mi querido Juan Pueblo.
Es un paso importante hacia la paz, pero no lo es todo. Con la firma de este acuerdo de paz, que en si es el cese bilateral del fuego, desmovilización y dejación de armas; se extermina sí una de las formas de lucha del pueblo; porque la violencia desde diferentes ángulos contra mi querido Juan Pueblo continúa y continuará, si mediante la organización, movilización y lucha que nos queda; no logremos derribar este búnker de la represión y explotación dictatorial, distinto a la idea que nos quieren vender del famoso “pos conflicto” como si el conflicto hubiera terminado, por lo que denomino sin temor a equivocarme, que es un pos acuerdo con una parte de la sociedad, pero que falta el que se dialogue, concerte y materialice con el resto delos sectores sociales en bien de la población colombiana, para que ahí si digamos ¡viva la vidas, viva la paz, con justicia social!
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