Gaspar Velásquez Morillo, Caracas 15/02/2015
La ciudad de la capital despierta temprano, ya las 4:00 de la mañana comienza el trajín diario, luego el aroma del cafecito se deja sentir, la parada del metrobus, del metro, del bus caracas o la camionetica rumbo al trabajo creador y sustento familiar, desde los arbustos y árboles de deja escuchar el trinar madrugador de los pájaros así como de las y los guacamayos que van y vienen del Waraira Repano a Los Próceres con su algarabía característica.
El 12 de febrero de 2015 todo estaba pautado para que no fuera un día normal de una capital convulsionada como es Caracas, con sus extensas avenidas, su nutrido y congestionante parque automotor, nadie del común de la ciudadanía caraqueña se percataría de los cielos de la gran urbe sólo para decir que si llovería o no.
Pero para este doce de febrero algunas personas planificaron el día de otra manera y que el cielo fuera surcado en los cuatro puntos cardinales con raudo vuelo de naves aéreas Tucanos con bandera falsa como si fueran de la aviación venezolana descargando mortífera artillería de funestas y ensordecedora consecuencias, haciendo estillas, retorciendo metales, quebrando cristalería, pulverizando y achatando estructuras de concretos que se venían abajo con suma facilidad, quebrando como barajitas huesos, triturando cabezas, desprendiendo brazos, piernas, partiendo cuerpos humanos en dos, quedando tapiadas otras personas y dejando en las ruinas estelas de humo oscuro que se elevan a las alturas.
Desde el este de Caracas aprecian con plena satisfacción como las funestas cargas explosivas van desgajando y cambiando la faz del centro de la capital y a cada disparo con acierto viene el Hurra…y el mirar el cielo y el exclamar, Gracias Diosito! Chocan las copas para degustar el triunfo de la muerte sobre la vida.
En distintas avenidas y calles se deja escuchar el desesperado ulular de las sirenas, de ambulancias, de carros bomberos, de las motos de los paramédicos tratando de abrirse paso ante el bombardeo aéreo y el pánico de la ciudadanía que no tiene ningún antecedente en su mente de algo similar, salvo el temblor de Caracas en los años 60, pero el caos es total, heridos, rostros sangrantes, muertos desmembrados en las calles y en los edificios calcinantes.
Conductores en vehículos particulares e institucionales dieron apoyo acorde a sus posibilidades de desplazamiento hacia los centros de salud: Hospital Vargas y el Universitario, pero también unidades bomberiles y ambulancias fueron blanco de la puntería artillada en camino a los centros dispensadores de salud.
El Banco de Sangre fue insuficiente, cuerpos depositados en las camillas, en los pasillos y en los patios de los hospitales, en las clínicas populares.
Ninguna información sobre lo que ocurre no pudo salir al aire, porque bombardearon las sedes de Telesur, VTV y Radio Nacional de Venezuela y bombardearon también el racimo de antenas de las telecomunicaciones. Las páginas ilustradas de la Colección Bicentenaria volaban por los aires con los bordes incinerados despertando en pilotos estruendosas y congraciadas carcajadas.
La milicia y el resto de integrantes de la Fuerza Armada Nacional salieron a las calles y avenidas con sus verdes y camuflageadas unidades e instalaron decenas de carpas de campaña para primeros auxilios, mientras algunos curaban otros vigilaban el cielo previniendo para no ser víctimas de las bombas.
La desesperación, gritos, llantos, se adueñaron de parientes y amistades al saber que sus hijos, sus niñas y niños, todos sus seres queridos pues estaban en lugares blanco de los disparos aéreos.
Incalculables cantidades de personas del pueblo se fueron a Miraflores a colocar sus cuerpos de barricadas ante el bombardeo inclemente desde el aire, consignas y gritos de combate se dejaban escuchar, el coraje también se dejaba notar en los puños hirvientes de fieles seguidores del chavismo y de quienes juraron en el silencio de su soledad “Por Chávez y por Nicolás hasta la vida”.
La pregunta colectiva es: de quién será idea lo que ocurre, cuáles mentes tan perversas son capaces de tal inhumanidad, de tamaño odio…
Pero todo lo descrito no llegó a ser realidad porque fue develado a tiempo tales propósitos y se tendrá que hacer justicia lo cual es el clamor del pueblo para así poder tener Patria.
Fuente: elmuraldegasparvelasquezmorillo.blogspot.com
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