sábado, 1 de julio de 2017

A neutralizar la invasión imperial aprendiendo de las invasiones por Playa Girón y Bengasi (Carlos E. Lippo)

Carlos E. Lippo, Ensartaos, Caracas, 30/06/2017


Como es sabido por muchos, Playa Girón y Bengasi son dos localidades a través de las cuales el imperio se planteó la invasión militar de Cuba, en abril del año 1961 y la de Libia, en marzo de 2011, con el pretexto de haber sido llamados a intervenir por unos supuestos gobiernos locales paralelos que contaban con poder instaurar oportunamente en esas naciones.

Los hechos, ampliamente conocidos, son que en Cuba el imperio fracasó estrepitosamente al no poder instaurar dicho gobierno mientras que en Libia, logró conformar y mantener por el tiempo necesario el llamado Consejo Nacional de Transición con sede en Bengasi, que al ser reconocido por los gobiernos de las naciones que conforman la OTAN, se apresuró a gestionar la ansiada intervención militar de su país, con las consecuencias por todos conocidas. Consideramos que de ambas experiencias aun siendo tan disímiles se pueden extraer conclusiones válidas y útiles para la tarea de neutralizar la pretendida invasión de nuestra patria y a explicitar algunas de ellas estará dedicado este artículo.

Antes de comenzar a tratar este tema en detalle es necesario señalar, para los que aún no lo tengan suficientemente claro, que en los actuales momentos es evidente que la contrarrevolución nacional se ha planteado la conformación de un gobierno paralelo, aunque fuera totalmente ficticio, para solicitarle al imperio su intervención militar directa, ante la imposibilidad de ejecutarla por medio de la fuerza multinacional latinoamericana que debía ser conformada por los países cipayos, bajo los auspicios de la Organización de Estados Americanos (OEA), que dicho sea de paso nada hizo en su momento para condenar la frustrada invasión de Playa Girón.

Una prueba contundente de que es en esto en lo que anda últimamente la contra nos la ofrecen las palabras de Julio Borges, el terrorista mayor, en una reunión en pleno de la MUD celebrada el pasado 20 de junio (1), cuando ya estaba confirmada la derrota de las pretensiones injerencistas del imperio y sus cipayos, en la 47° Asamblea General de la OEA, para anunciar sus próximas acciones “pacíficas”, que son del tenor siguiente: "La Unidad declara que el actual régimen se ha puesto al margen de la Constitución y en consecuencia su autoridad y decisiones son inconstitucionales y no pueden ser reconocidas ni obedecidas por nadie de acuerdo al artículo 350 de la Constitución. En segundo lugar asumimos el artículo 333 de nuestra Carta Magna que nos obliga a restituir el orden constitucional y como consecuencia de ello se impone a toda la sociedad el desconocimiento de la convocatoria del fraude Constituyente, así como el nombramiento de nuevos poderes públicos …”.

Como complemento, en la misma fecha Freddy Guevara, el mariscal de campo de la conspiración militar twitter, transmitía desde su cuenta en esa red social: “El actual régimen se ha puesto al margen de la Constitución y en consecuencia sus decisiones no pueden ser obedecidas” y es que “Nombrar nuevos poderes públicos y conquistar un nuevo gobierno”, es a su juicio el primero de los objetivos de la lista de acciones considerada por ellos la fase decisiva de la insurrección terrorista que han venido liderando impunemente con el descarado apoyo del Ministerio Público (2).

En apoyo de estas pretensiones de la contra de conformar un gobierno paralelo, aunque éste sea ficticio, se tienen las declaraciones de Luisa Ortega, una de las muchas fichas con las que está jugando el imperio para conformarlo, al periodista Nelson “Bocagrande”, en ocasión de la aprobación por parte del TSJ de un antejuicio de mérito en su contra, entre las cuales vale la pena destacar las siguientes frases lapidarias:“Se cierne sobre el país un oscuro panorama sobre el Estado (…) el Estado puede entenderse como disuelto y que tristeza da tener que decir eso“ (3), en lo que constituye una abierta invitación a destruir el estado por parte de un funcionario que tiene una de las mayores responsabilidades para preservarlo; y no contenta con esto, apuntó también con extraordinario cinismo: “Venezuela corre el mayor peligro de su historia republicana actualmente”, cuando se trata de que es precisamente su actitud venal, en desmedro de sus responsabilidades como fiscal general, una de las mayores amenazas actuales a la seguridad y a la soberanía de nuestra patria.

Entraremos ahora en materia con una brevísima descripción de cómo se desarrollaron las invasiones antes citadas:

Invasión de Cuba por Playa Girón 

Una brigada contrarrevolucionaria mercenaria, armada, entrenada y transportada por EE.UU., arribó por la Ciénaga de Zapata, al sur de Matanzas, Cuba, la madrugada del 17 de abril de 1961, escoltada por un portaaviones de la armada gringa plagado de infantes de Marina en disposición de desembarcar en el caso de ser llamados por el gobierno paralelo de facto que se pretendía instaurar. Dicho desembarco fue parte de una operación (Operación Pluto) planificada con bastante antelación por la CIA.

La escogencia del sitio estuvo basada en su gran dificultad de acceso por vía terrestre y estuvo precedida de ataques aéreos a las principales bases aéreas de la revolución ejecutadas por aviones identificados con insignias de la aviación revolucionaria.

En respuesta a este alevoso ataque, cuyos preparativos fuero infructuosamente denunciados ante la Asamblea General de la ONU, todo el pueblo se movilizó, el ejército y las milicias, dirigidos por Fidel, contraatacando de inmediato. En 60 horas de duros combates fueron derrotados los mercenarios, que se rindieron en Playa Girón al atardecer del día 19 de abril. Más de 150 combatientes revolucionarios murieron y varios civiles fueron asesinados por la aviación de los invasores. Ante esta clamorosa victoria de la unidad cívico militar cubana, el imperio desistió de invadir con sus propios medios en esa ocasión.

Invasión de Libia por Bengasi 

Bengasi, al noreste de Libia es una zona alejada de la Capital Trípoli y muy cercana a la frontera con Egipto, gran aliado de los Estados Unidos en la región, que está comprobado que permitió el ingreso de grupos de paramilitares mercenarios, algunos de ellos de origen colombiano, junto con armas, provisiones y pertrechos, para dar inicio a una supuesta “insurrección popular” contra el legítimo gobierno del Coronel Gadafi, quien estaba al frente de la Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista, que era el nombre oficial de ese hermano país.

Es evidente que el sitio fue escogido fundamentalmente por ser el asiento de la gran mayoría de las empresas petroleras de capital extranjero que operaban en ese país, las cuales se paralizaron a las 72 horas de haberse iniciado unas protestas antigubernamentales encabezadas por la mayoría de sus empleados y colaboradores libios, dejando al gobierno atado de pies y manos para manejar un recurso de carácter estratégico en vísperas de un inminente enfrentamiento con las fuerzas militares de la OTAN.

Fue escogido también porque esta zona era donde residía la mayor cantidad de simpatizantes del antiguo monarca libio, derrocado por la revolución de Gadafi, lo que generaba unas condiciones más que propicias para crear una fuerza de oposición.

Así las cosas, por promoción del imperio se creó el 27 de febrero de 2011 una presunta instancia de gobierno que recibió el nombre de Consejo Nacional de Transición de Libia, conformado en buena medida por exfuncionarios del gobierno de Gadafi, que recibió el apoyo de una parte significativa de la guarnición militar de la ciudad.

Gadafi intentó recuperar la ciudad mediante acciones militares terrestres, absteniéndose de usar la aviación leal por temor a ser considerado internacionalmente como violador de los derechos humanos; insensata acción que sin embargo no evitó que la canalla mediática y los gobiernos de la OTAN lo acusasen falsamente, como quedó plenamente demostrado por observaciones de satélites rusos y chinos, de masacrar civiles libios con bombardeos aéreos.

El Consejo Nacional de Transición que desde su creación comenzó a solicitar el reconocimiento de los gobiernos de la OTAN, fue reconocido como interlocutor válido por la Unión Europea el 13 de marzo, lo cual obviamente facilitó la aprobación de una Zona de Exclusión Aérea por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, infaustamente no vetada por Rusia y China, que se tradujo en una pavorosa invasión que habiéndose iniciando el 19 de marzo, perpetró el terrible asesinato de Gadafi y ha logrado retrotraer a la edad de piedra, como era el propósito de los gringos, al que era el país más adelantado del norte de África.

Un somero análisis de ambas situaciones nos ha permitido establecer las siguientes conclusiones:
No es posible concluir con estos datos, cuál sería el probable sitio escogido para la invasión. Estructuralmente considero que el sitio más probable sería uno situado en los casi 3.000 km. de nuestras costas marítimas, dotado de puerto y aeropuerto, de ser posible con cercanía a instalaciones estratégicas de nuestra industria petrolera y con cercanía a las bases militares de la OTAN en la islas de Curazao y Aruba, enclaves coloniales holandeses. Coyunturalmente dependería de dónde estén desarrollando cualquiera de sus maniobras navales conjuntas las fuerzas del imperio. Sin embargo, podría también ser seleccionado algún sitio en el estado Táchira, próximo a la frontera con Colombia, o en el estado Bolívar próximo a la frontera con Guyana, dentro del radio de acción de cualquiera de las bases militares de la OTAN establecidas en Colombia y la Guayana Francesa.
Cualquiera que sea el sitio escogido para establecer el gobierno paralelo llamado a solicitar la invasión, es necesario neutralizarlo al más breve plazo posible, haciendo uso sin complejos de ninguna naturaleza de todos los recursos humanos y materiales disponibles. El no hacerlo significó la derrota de la revolución Libia; por el contrario, el haberlo logrado significó la primera y única, por ahora, derrota militar del imperio en la América Latina. 
Se requiere también desmontar cualquier manifestación de insurrección civil armada, como las actuales acciones terroristas de la contra, cosa que el imperio no pudo promover en la Cuba de 1961, a pesar de haber estado contemplado por la Operación Pluto, pero que no pudieron ser desmontadas por el gobierno de Gadafi en 2011; desde luego que lo mismo vale para cualquier intento de insurrección militar. 
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o muerte!
¡Venceremos!



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